César Vidal

Amenazante Trump

La Razón
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Yo entiendo que vean a Trump como una amenaza. Lo es. Reflexionen solamente en lo que ha llevado a cabo en la primera semana de trabajo. De entrada, afirma que hay que filtrar a la gente que llega a nuestras fronteras procedente de países donde el terrorismo es una realidad. Pero ¿qué está diciendo? Cuando Angela Merkel, la Unión Europea y hasta el «sursum corda» los dejan entrar en Europa aunque luego se produzcan terribles atentados ¿cómo se atreve Trump a enmendarles la plana? Por añadidura, se ha empeñado en contar con una vigilancia de fronteras que acabe con la inmigración ilegal. Nada parecido a la valla de Ceuta y Melilla que la saltan cada lunes y cada martes o a ese mar italiano o griego que cruzan desde Libia las gentes de Al Qaeda sin que, al parecer, se pueda hacer mucho salvo quejarse. No. Trump quiere un muro duro, duro, como los dispositivos de control fronterizo que México tiene establecidos en la frontera con Guatemala. Ya es una falta de respeto actuar así, quitando el pan de la boca a las ONG que se dedican a ciertos menesteres, pero es que lo de Trump es todavía más intolerable. De un plumazo, le ha quitado las subvenciones a organizaciones abortistas –como Planned Parenthood– feministas y «climatocuentistas». ¿Acaso la gente que vive de esos temas va a tener que trabajar como todo el mundo? ¿Y qué decir de la postura de Trump frente a los medios? ¡Osa señalar que obedecen no pocas veces a intereses políticos y empresariales que no son, precisamente, los de informar verazmente! Y si fueran sólo los medios... porque es que Trump pretende que exista un «establishment» formado por partidos políticos, intereses económicos, tramas sociales, «lobbies» poderosos que han conseguido comerse el pastel convenciendo a las gentes de que todo se reduce a que el gobierno lo controle un partido u otro en vez de que sepan que la democracia real es que al gobierno lo controle el pueblo. Para colmo, Trump está demostrando cada día que se pueden cumplir las promesas electorales. No es que prometiera, por ejemplo, bajar los impuestos y luego los subiera brutalmente. No. ¡Qué va! Es que está cumpliendo todos los compromisos electorales meticulosamente y lo mismo le sale bien. Viendo todo eso, ¿cómo no sentirse amenazado?