Irene Villa

Amor

La Razón
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En la semana del amor recordemos que hay valores que son universales y que son sin duda la llave de un mundo mejor. El primero y fundamental es el amor, primordialmente a uno mismo, para poder amar a los demás, pero también al prójimo para mejorar todas esas relaciones interpersonales que tenemos a lo largo de nuestra vida y que han de ser beneficiosas y positivas para que todo marche bien. Suena demasiado utópico pero es tan sencillo como rechazar cualquier mal sentimiento que pueda invadirnos (o expulsarlo haciendo deporte, contando hasta 10 o con ayuda de la espiritualidad) y evitar toda relación insana o tóxica. Viviremos así mucho más tranquilos, llenos de amor, principal elemento para ser felices y, lo mejor, evitaremos desencuentros que lo único que hacen es abocarnos a situaciones indeseadas o llevarnos a cometer tragedias de las que difícilmente se puede escapar. Viene a mi mente Oscar Pistorius, quien precisamente en el día de San Valentín de hace cuatro años asesinó a su novia, pero hay tantas personas que han tirado su vida por la borda por falta de control emocional... Por todas las noticias que protagoniza la violencia, cuyo único desenlace es el dolor que a veces queda perpetuado en un sufrimiento eterno, agradecemos la ayuda, el ejemplo y la solidaridad de toda la sociedad que se vuelca, por ejemplo, contra la llamada violencia de género. Muchas personas anónimas se lanzan a diario a defender a estas mujeres indefensas que son atacadas o acosadas por sus propias parejas o ex parejas. Sin embargo, los datos no mejoran y hasta las más jóvenes son también víctimas: desde el año 2000 cincuenta menores de 21 años han sido asesinadas. Los casos de jóvenes maltratadas se han multiplicado por 10 desde 2009. Los datos son escalofriantes, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: uno de cada tres jóvenes no identifica los comportamientos de control y considera inevitable ese reprobable trato hacia su propia pareja. Amor es lo que falta para no hacer lo que no te gustaría que te hicieran.