José María Marco

Andalucía+Podemos= Argentina

La perspectiva abierta en nuestro país por las elecciones del domingo es relativamente previsible. El PSOE ha decidido volcarse en el pacto con Podemos, lo que llevará a mayorías de izquierda como no se habían visto nunca en nuestro país. No vamos a la repetición de los pactos de gobierno entre un PSOE que se quería centrado y una Izquierda Unida que representaba una izquierda institucional. Ahora los dos partidos compiten parar articular, desde el gobierno que controlen (local o municipal), una base social dependiente de la acción gubernamental. No vamos a más transparencia ni a más diálogo. Vamos a una competencia feroz para crear y consolidar redes clientelares de gran calado. Eso requiere dinero público casi sin límites e instaurará una corrupción generalizada. No va a haber menos corrupción. Va a haber más, y en una dimensión distinta. El modelo es Argentina, seguramente más que Venezuela. Es lo que produce la suma de Andalucía y Podemos.

En cuanto al diálogo, lo que se producirá en este ambiente de corrupción generalizada a gran escala, es una situación de inestabilidad permanente en el que todo será negociable y comprable, incluidos, claro está, los cargos en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Los cambios regeneradores tienen estos inconvenientes. La nueva política es siempre infinitamente clásica, y la nueva situación en la que vamos a entrar lleva siendo descrita desde hace siglos, miles de años, en la literatura política e histórica. Todo vuelve: el caudillismo, el paternalismo, el culto a la juventud, la demagogia, la compra de votos masiva con dinero público, la corrupción de partes enteras de la sociedad.

No tendría por qué ser así. El PP podría intentar cambiar su actitud y abrirse a sus propios votantes. Los socialistas no tienen por qué aventurarse a argentinizar su país echándose en brazos de Podemos. Aún tienen la posibilidad de recoger velas, articular un discurso y una actitud socialdemócrata y enfrentarse a la ola de populismo. Lo pagarían caro en las próximas elecciones, pero pronto volverían a ser un gran partido, un partido digno de España. Deberían pensarlo, además, porque las políticas que se dispone a poner en marcha la alianza Podemos-PSOE van a tener resultados catastróficos muy deprisa. En la eurozona y en la Unión no hay margen para lo que se disponen a hacer. Será el final del PSOE y es posible que el bipartidismo se reconstruya desde otra organización. Eso sí, los daños –la pobreza y la desigualdad, en particular– durarán mucho tiempo.