César Vidal

Así cualquiera...

La Razón
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Trump lo prometió y Trump ha decidido cumplirlo. Hace apenas unas horas, el presidente de los Estados Unidos ha presentado su proyecto de reforma fiscal que pasa, fundamentalmente, por bajar los impuestos. Bajar los impuestos a las empresas porque cualquiera que sepa un mínimo de economía sabe que el empleo sano y productivo jamás lo crea el Estado, sino los particulares. Bajar los impuestos a las familias porque no hay manera de que una sociedad siga adelante si no crece demográficamente y si no respalda a su célula básica que es la unión de un hombre y una mujer decididos a tener descendencia. Bajar los impuestos a los particulares porque resulta imposible que alguien consuma si, previamente, los sicarios de Hacienda lo han consumido. Bajar los impuestos a los que prestan servicios sociales extraordinarios como es atender de un dependiente en casa porque –no nos engañemos– mejor que se dan ciertas prestaciones en el seno de la comunidad de los seres queridos no se dan en ningún sitio. Como persona que ha conocido durante décadas lo que es pelear en el marco de la economía real, Trump sabe además que se recaudará más porque cuando los impuestos pesan menos es cuando la economía se eleva y se recogen más frutos para todos. También hay que decir que Donald Trump lo tiene fácil. Por ejemplo, no tiene a un ministro de Economía prometiendo a ningún estado que va a dejar de pagar los impuestos que le corresponden porque su gobierno viola la ley todos los días. Tampoco sufre Trump a un ministro de Hacienda que, en su primer año de ejercicio, impulsó cincuenta subidas de impuestos, que ha ocasionado la destrucción de decenas de miles de pequeñas y medianas empresas, que ha sido la causa del desempleo de centenares de miles de ciudadanos, que capitanea una agencia tributaria que pierde más del cincuenta por ciento de las causas en los tribunales o que iba repartiendo tarjetas del despacho de abogados creado por él entre los magnates de la bolsa. Por no tener, Trump tampoco tiene en frente a infinidad de ayuntamientos que castigan a las familias si son norteamericanas, pero que hacen llover miles de euros al mes sobre otras que vienen del Norte de África. Bien mirado, Trump lo tiene muy fácil. Sólo ha de ocuparse del bien del pueblo de los Estados Unidos. ¡Así cualquiera!