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Banderas contra la España rencorosa

La Razón
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Es la España eterna de la envidia, el garrotazo, el rencor y el desaseo, la que no concibe opinar sin cavar antes una trinchera y prefiere ser tuerta a tener los dos ojos sanos... siempre que el vecino esté ciego. Es el país asqueroso e invivible de Isabel Torralbo y Eduardo Zorrilla, los concejales comunistas (perros de la misma jauría, aunque diferentemente anillados) de Málaga que han perpetrado el acoso disuasorio a un inversor, a un paisano cuyo pecado es haber tenido una exitosa carrera como actor: «Lo que he ganado en mi larga vida como profesional ha sido básicamente fuera de mi tierra, viviendo en hoteles, en aeropuertos, sin ver crecer a mis hijos. Aquí he venido a gastármelo». Claro como el agua del arroyo. Antonio Banderas es el malagueño más ilustre de la contemporaneidad y, de largo, el personaje que más contribuye a universalizar el nombre de su ciudad. Pero una parte de sus convecinos no soporta su triunfo. Es una vieja historia, ¿o acaso obedece a la casualidad el hecho de que Picasso fuese durante décadas considerado un producto de la vanguardia parisina? No; simplemente, como ahora, sucedía que algunos compatriotas lo repudiaban con idéntica cortedad de miras cejijunta que muestran estos ediles de Podemos e Izquierda Unida. ¡Qué triunfo, camaradas! Habéis conseguido que el ayer mejor embajador proclame hoy la peste a corralón (sic) que desprende vuestra madriguera. En el colmo de la iniquidad, usáis en vano y con exclusivo ánimo denigratorio el nombre de Chiquito de la Calzada, un trabajador incansable que, anciano y deprimido, merece mucho más que la burla de unos despojos intelectuales como vosotros. Y el grupo municipal de Ciudadanos, cobarde juanmarinismo en estado puro, se pone de perfil. No vaya a ser que los llamen fachas.