Iñaki Zaragüeta

Bienvenidos a la racionalidad

La Razón
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Da la impresión de que, conforme se acerca el disparate, en plan akelarre, independentista de Artur Mas, Oriol Junqueras y sus cuates, las cosas van poniéndose en su sitio. Los silencios y miradas a otra parte, por miedo o falta de convicción, se tornan en grave preocupación ante el desierto inhóspito que se abre como perspectiva para Cataluña en lo económico, social y político. Hace unos días plasmaba en esta columna la diferencia radical entre los posicionamientos claros de empresarios como José Manuel Lara (q.e.p.d.), José Luis Bonet, Jaime Malet y últimamente Josep Bou contra cualquier aspiración secesionista y la tibieza y falta de compromiso de Fomento del Trabajo que tan dignamente preside Joaquím Gay de Montellà.

En ese artículo y ante las dudas de Bou respecto a que esas grandes empresas deseosas de rebobinar y modificar su pasividad, afirmaba que aún quedaba tiempo, siempre que ese cambio fuera real y hubiera voluntad de compromiso.

Ahora parece que todo se mueve y la máxima organización empresarial de aquella Comunidad reacciona e ha hecho pública, tal como tan certeramente anticipó mi compañero Toni Bolaño en LA RAZÓN, su separación de cualquier interpretación plebiscitaria del 27-S. Y así lo ha comunicado a los partidos políticos junto con sus reivindicaciones y la advertencia de las graves consecuencias que conllevaría la independencia o el empeño en ella. Me gustaría saber las razones verdaderas de la mutación. Si es por una evolución racional o simplemente por cómo se podían poner las cosas ante la insensatez del viaje a ninguna parte y la imposibilidad de atajos en forma de pactos fiscales o cambios interesados de la Constitución. Mientras rija, es la única legalidad. Así es la vida.