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Bloqueo político y pactos

Cuando lean estas líneas, habrá tenido lugar esta noche pasada el debate televisado de los candidatos, y confieso mi descriptible esperanza de que se haya aclarado la necesaria política de pactos tras las elecciones. Que sea este el tema central debatido a cinco días de los comicios, muestra el preocupante deterioro de la política. Estas son las cuartas elecciones generales en cuatro años, anomalía producida desde la irrupción por cuarta vez del Sr. Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno, que introdujo en España la cultura del bloqueo político, con su «no es no, señor Rajoy». Todas las encuestas apuntan a la necesidad de grandes acuerdos para formar gobierno, y Sánchez ya se ha pronunciado: «No habrá pacto con el PP». Mientras escribo estas palabras, los Reyes y la sucesora de la Corona están aquí en Barcelona, cumpliendo con su deber constitucional en un clima de anormalidad: Los actos se desarrollan en la Ciudad Condal –en lugar de Girona– y entre extraordinarias medidas de seguridad para hacer frente al boicoteo de los separatistas que reclaman un inexistente «derecho a decidir»... Sí, nos quieren convertir a la mitad de los ciudadanos en extranjeros en nuestro propio país. Entre tanto, nos niegan el derecho a deambular libremente por la ciudad. La situación en Cataluña exige altura de miras y política de Estado, y Sánchez ya cierra esa puerta. Con su actitud, se convierte en parte del problema y no de la solución.