Champions League

Real Madrid

«Chapeau», Zidane

La Razón
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Entró la Juve al partido con criterio, peligro y serenidad, hasta que, superado el desbarajuste inicial, el Madrid encontró el sitio. Prevalece entonces la enjundia e interviene la suerte, que busca. La primera vez que chutó, el balón salió de la bota de Cristiano y rozó en la de Bonucci, lo suficiente para que Buffon, sorprendido, no llegara. Empató Mario Mandzukic y cuando regresaron del vestuario la solera del campeonísimo, poso, argumentos y calidad, redujo al aspirante a la mínima expresión. La Duodécima estaba en camino. Lejos de la portería recogió un rechace Casemiro, disparó, la pelota tocó en el talón de Khedira y la sorpresa en el rostro de Buffon tornóse perplejidad. Dos tiros, desviados lo justo, dos goles. Tres minutos después, la cuesta que temió Allegri era un muro, elevado por Cristiano cuando se convierte en infalible. Aprovechó el insaciable rematador la tenacidad de Modric para imponer su autoridad (1-3). El trabajo de Zidane, calma, conocimiento, autoridad y carisma, lo rubricaba Asensio, presente y futuro espléndidos (1-4).

Intenso y aguerrido, según lo previsto, apareció el equipo italiano. El primer minuto lo jugó en terreno madridista; en el sexto, Keylor Navas despejó un tiro ajustado al palo de Pjanic. Keylor ratificaba la excelente condición que exhibe en el último mes, cuando en las oficinas aceleran la contratación del relevo. Hay negociaciones para fichar a David de Gea y una diferencia de 10 millones entre lo que pide el United y lo que ofrece el Madrid. Mourinho ha ampliado sus preferencias y ahora piensa que en la operación podría entrar Morata en lugar de Mariano. Pero ésa es otra película, la de Cardiff resultaba mucho más emocionante, y devastadora para la Juve, que, tras encajar el primer golpe, recompuso la figura. Mandzukic marcó el empate que hubiera firmado un fino estilista. Ya en su papel de incordio, provocó sendas amarillas para Ramos y Carvajal. ¿Complicaciones? Espejismos. Lo mejor estaba por venir.

La Juve que asombró al eliminar al Barça, terminó barrida por un vendabal que al ganar la Undécima se propuso conquistar la Duodécima sin pausa. Una hazaña, gesta que firma «monsieur» Zidane, «chapeau».

Paquita, ya puedes encargar billetes para la Decimotercera.