Paloma Pedrero

Chungos

La Razón
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Estos últimos días, entre unos cuantos malos y un par de tontos, me han maltrecho. Había olvidado, lo juro, que había gente así, sin empatía alguna. Soy de natural inocente y algo miope. Pero estos últimos días les he vuelto a ver con su sonrisa perfecta y su maldad intacta. Más de una semana de apuñalamiento e incertidumbre. Quizá me acerqué demasiado al peligro. A veces lo hago para experimentar. Y está vez me dieron de lo lindo. No voy a contar quién ni cómo. En el fondo, ha sido una insignificancia. Pero, ya saben que el corazón tiene razones que la mente no logra comprender. En fin, que hay gente con el alma de vacaciones y las ambiciones siempre laborables. Y esos concurrieron en mi vida. Estoy de duelo, creo que ya en la fase final. Primero fue la perplejidad. Después sentí rabia, una rabia que saqué torpemente. Yo quería cortarles la cabeza, pero sólo pude gritar un poco a los que nada tenían que ver. Con los malos sólo ejercí la no mirada. El desprecio infinito. Después vino la tristeza, es dura pero mejor que la ira; aunque no se me quitó la gana de venganza. Hoy estoy en la alegre aceptación. En un decirme, ha sido así y sigues sonriendo, qué más puedes pedir. Ya estoy en disposición de olvidar. Tal vez ese deseo de ver a los chungos hechos leña tarde en quitárseme. Lo que es seguro es que vuelvo a confiar en la bondad de los desconocidos.