Cástor Díaz Barrado

Complejidad en Turquía

La Razón
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La comunidad internacional debería redoblar los esfuerzos para acabar con el Estado Islámico y, por de pronto, debería llevar a cabo las acciones pertinentes para impedir su expansión. Territorios de Irak y Siria se encuentran bajo el control del Estado Islámico y sus fuerzas pretenden no sólo desestabilizar Turquía, sino también ocupar alguna parte de su territorio. La reacción del Gobierno turco no se ha hecho esperar y las fuerzas armadas de Turquía han iniciado operaciones que, seguramente, continuarán en un futuro próximo, destinadas a poner fin a los avances de los yihadistas del Estado Islámico. La cooperación con Estados Unidos y con el resto de los países de la OTAN va a resultar necesaria y puede significar el inicio de una decisión internacional por acabar con la barbarie de quienes no respetan ninguno de los derechos fundamentales reconocidos en el orden internacional y que, pese a todo, llevan más de un año sin que se haya puesto fin a sus actividades. Las incursiones y ataques a Turquía prestan una nueva oportunidad para que la comunidad internacional reaccione con mayor vigor y siente las bases definitivas para la desaparición del Estado Islámico. La acción de Turquía debe ser decidida en este sentido y en colaboración con sus aliados. Pero no conviene complicar aún más la situación y proceder, al mismo tiempo, al ataque de las bases de las fuerzas kurdas que operan fuera del territorio turco. La ruptura del alto el fuego entre el PKK y el Gobierno turco no es una buena noticia y supone escoger de nuevo el camino de la confrontación en la solución de una cuestión que necesita altas dosis de diálogo y entendimiento. Nada tienen que ver las fuerzas kurdas con el Estado Islámico más allá de que se combaten mutuamente. La comunidad internacional, a pesar de las confusiones y de las complejidades que se derivan de todo conflicto armado, debe distinguir entre realidades distintas. Sería preocupante que la situación se hiciera cada vez más compleja en Turquía, que, sin duda, es un Estado que goza de suficiente estabilidad y que es un aliado de las posiciones occidentales. Para evitar los riesgos que se están generando, hay que combatir, en el marco de la cooperación internacional, contra el Estado islámico, pero, al mismo tiempo, hay que buscar soluciones a la cuestión kurda. La cooperación internacional sigue siendo el mejor componente para desactivar y acabar con el Estado Islámico. El fin de este grupo terrorista es necesario para afirmar el valor supremo de los derechos humanos en el orden internacional.