Presidencia del Gobierno

Corrupción

La Razón
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40 años largos de democracia y no nos hemos dado unas reglas de juego concretas para extirpar la corrupción. Más allá de los lugares comunes del «palo y la vela», «del que la hace la paga» y toda esa ristra de respuestas sin elaboración, no sabemos cómo eliminar de manera automática a los corruptos de nuestro sistema. Hubo un tiempo que la expulsión institucional llegaba cuando entraban en la cárcel, luego eso evolucionó a cuando eran condenados a la espera de «talego». Los hay que entraron, cumplieron, salieron y quisieron recomponer su «legalidad» de nuevo en las urnas agarrando siglas y pontificando la moralidad con cuentas caribeñas. Se ha apelado a la socorrida presunción de inocencia cuando el que llevaba «el carrito del helao» era de los tuyos y se han pedido dimisiones vociferantes cuando el pillado era de la otra bancada. El bipartidismo tenía sus «mierdas» enlatadas para tirárselas a la cabeza con control de daños y poca cárcel. El apoyo de los de Convergència se controlaba también con ese canto real del 3% que nadie quiso escuchar a tiempo. Los Pujol engordaron y ahora tienen a finos fontaneros trabajando para que el escándalo se vaya por el desagüe de la nulidad. Para dejar sólo ese rastro de pelos y barro en el lavabo. En resumen, que hemos visto y escuchado de todo. Estos días asistimos a otro caso del «donde dije digo, digo Diego». El presidente de Murcia anda cantando el «no nos moverán» hasta que no me sienten en el banquillo. Tiene muchas muescas de archivo en el cinturón. Miró al tendido, escuchó que Rajoy levantaba el pulgar en un informativo de tarde noche y se atrincheró con sus valientes en el Gobierno y en los medios de comunicación. C’s, que nutrió su éxito electoral con la vitamina de la regeneración, puso a su más conspicuo portavoz a pedir la dimisión. Con las horas, la serenidad naranja pedía «tiempo» para derivar en la solicitud de una «reunión y otro candidato si eso». La apuesta es arriesgada porque la otra alternativa que tiene C’s es pactar con PSOE y Podemos una moción de censura que sería dinamita para el discurso de Rivera. Si no hay juicio a Pedro Antonio Sánchez, un adelanto electoral le daría la absoluta, pero esa es otra derivada. Por eso, más allá del ruido de los casos, la propuesta que hace Ciudadanos en el Congreso tiene el valor de enumerar, por primera vez, unas reglas de juego claras con elementos concretos para combatir la corrupción y proteger a los denunciantes y con un corte aséptico de separación de la vida pública: cuando se abra juicio oral... menos en Murcia.