PSOE

¿Coser heridas o coser bocas?

La Razón
La RazónLa Razón

Pocas horas después del «tsunami» del domingo, le confesaba José Bono a Alsina en Onda Cero que esa entrevista sería para el «una de las últimas». Casi invocando la famosa frase del replicante en la memorable escena de Blade Runner «es hora de morir», el prácticamente «ex todo» en la política española salvo presidente del gobierno apuntaba, en el abatimiento de quien aún no se ha sacudido el peso de la derrota, que «es hora de poner punto en boca». La conclusión de Bono –que nunca se ha caracterizado precisamente por entender lo de echarse a un lado– encaja casi a la perfección con el sentir que casi con toda seguridad comparten muchos de los veteranos e históricos dirigentes socialistas que confundieron el renqueante presente de su partido con los tiempos en los que «quien se movía, no salía en la foto».

Bono confirmaba que se echa a un lado –parece que ahora sí– de la vida política como maniobrero desde la sombra o simplemente como locuaz pontificador, aunque eso no significa –añadía– que vaya a «coserse la boca», otra afirmación que en este caso viene a rememorar la vocación costurera de la dirección provisional socialista tras el descabezamiento de Sánchez el pasado 1 de octubre; había que «coser» en el PSOE las múltiples y profundas brechas abiertas. La gran incógnita en esta primera semana para la digestión del «pedrazo» es precisamente saber en qué medida el renacido secretario general está dispuesto, aguja e hilo de bramante en ristre, a coser las heridas de un partido hecho zorros tendiendo puentes con muchos hasta el domingo enemigos irreconciliables o hasta qué punto podría temerse que esos pespuntes donde se apliquen sea en algunas bocas manifiestamente discordantes.

De momento el muy tocado sector susanista –toda vez que queda aplazado no sabemos si por mucho tiempo el debate sucesorio al frente del PSOE andaluz visto que el AVE Santa Justa-Atocha era de ida y vuelta tras estancia corta– ha optado por la máxima de «soldado que se retira a sus cuarteles sirve para otras batallas» cerrando para finales de julio un congreso regional que tratará sin garantías absolutas de blindar la figura de Susana de Díaz en torno a una fiel guardia pretoriana, frente a ese casi 37 por ciento de la militancia que ha negado su apoyo a la presidenta de la junta saliendo de una casi clandestina situación de imposible contestación a la lideresa pero sin un referente claro exceptuado Gómez de Celis como meritoria avanzadilla del sanchismo en el granero histórico del voto socialista.

El tiempo dirá si el populismo inconsistente al más puro estilo de Hamon o Corbyn se ha adueñado del PSOE, pero no hace falta sin embargo esperar mucho para concluir que la demagogia aparece allá donde se adolece de vocación didáctica y docente por ejemplo para haber explicado decisiones bajo mando de la gestora como consensuar con el gobierno un notable aumento del salario mínimo, la ley contra pobreza energética o la devolución de cláusulas suelo, medidas que son de todo, menos de derechas.