PSOE

Costurera del PSOE

La Razón
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Hace ya un tiempo largo coincidí con ella entre bambalinas, en ese sitio milagroso de la tele donde nos transforman en presentadores. La sentaron a mi derecha y la maquilladora, al percatarse, ladeó la cabeza y la mirada para avisarme de su presencia. «¡Susana Díaz! Anda, pues no la conozco personalmente», pensé. La habían invitado ese día al programa de Ferreras. Me giro y la saludo: «Qué tal está, presidenta». Recostada en su silla mientras le incrustan colorete, me mira de reojo y sonríe con frialdad educada. Deduzco que no es asidua espectadora de Antena 3 Noticias (al menos, de las que yo cuento). «La llamo presidenta porque también soy andaluza, gaditana y del 74, como usted». «Anda, mira qué bien», me contesta ella, ya sin mirarme. Intuyo que no le apetece estirar la cháchara con esta desconocida, así que remato el intercambio verbal con un «encantada, hasta otra», y me dirijo a otra zona de la sala donde me esperan. Ella debe entonces preguntar por mí porque, al cabo de unos minutos, se me acerca súbitamente, cariñosa: «Sandra, encantada de conocerte, solo quería despedirme. Dos besos, paisana».

Aquel gesto fugaz suyo me sorprendió. «Es una buena profesional», pensé. Quienes llegan a lo más alto en política han aprendido a conquistar por igual al fontanero, al catedrático y al periodista. Díaz puede haber tardado una década en terminar Derecho, pero no le encuentras un pelo de tonta. De hecho, le pondría sobresaliente «cum laude» en cercanía y en el manejo del socialismo andaluz. Ha sobrevivido, sin salpicarse, a Chaves y a Griñán. ¿Me explicas cómo? Atesora, además, la devoción de su feudo sureño, algo que no percibía, francamente te lo digo, desde los años de Felipe González. La última vez que estuve en mi tierra y pregunté por ella a varios amigos socialistas, alguno la criticó por su gestión sanitaria, pero también es cierto que otros muchos llevan la foto de la trianera en sus carteras, expuesta como la de una hija. Y te la enseñan, orgullosos. ¿Me explicas cómo?

Díaz ha llegado a su puesta de largo nacional de la mano de González y Guerra, de Rubalcaba y Chacón, de Zapatero y Bono, de la mayoría de los barones. Costurera de la unidad socialista oficial, está por ver si la mayoría de la militancia la respaldará, a la hora de la verdad. No te olvides del outsider Pedro Sánchez.