Alfonso Ussía

Cruel sistema

La Razón
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Por mayo era, era por mayo, cuando Pablo Echenique nos abrió los ojos y las conciencias con una declaración apabullante: «Es una vergüenza no pagar la Seguridad Social a las cuidadoras». Me dije a mí mismo: «Este chico ha acertado y de seguir así puede cambiar nuestro cruel sistema». Me extrañó, eso sí, que se refiriera tan sólo a los cuidadores. Creo sinceramente que no pagar la Seguridad Social de cualquier trabajador es más que una vergüenza. Es una estafa y una canallada, por cuanto las pensiones de mañana y los cuidados sanitarios de hoy dependen del dinero ingresado en la Seguridad Social. No pagar la Seguridad Social de un bombero, un jardinero o un alto ejecutivo de una empresa, es igual de vergonzoso que no hacerlo de los cuidadores.

Por julio era, era por julio, cuando supimos que Pablo Echenique ha tenido a su servicio durante más de un año a un cuidador sin contrato de trabajo y por el que no ha cotizado ni un euro a la Seguridad Social. Estoy seguro de que todo se ha debido a un despiste, a un olvido amparado en la buena intención. Echenique no es tan tonto como para denunciar una irregularidad laboral sistemática y continuada de la que es sujeto activo. Se trata de un hombre del cambio. Es gente. Es mirada de amor y sonrisa clara. Por otra parte, Echenique no puede comportarse como un desagradecido. Gracias a la Seguridad Social, este afanoso argentino tiene a su disposición todo cuanto necesita para moverse y desplazarse. A primera vista, el dispositivo móvil del que disfruta no parece barato, y mucho dudo de que, habiéndolo solicitado en su país de origen, se lo hubieran proporcionado como ha hecho la Seguridad Social española. Por ello, y aunque sólo sea por gratitud, Echenique está moralmente obligado a ser un poquito más ordenado y cumplidor con sus cuidadores y la Seguridad Social.

Echenique ha señalado al culpable de su grave irregularidad. El sistema. La culpa la tiene el sistema, cruel y despiadado, que obliga a las familias sin recursos a sobrevivir con la economía sumergida. El problema es que Echenique no forma parte de una familia sin recursos. Echenique tiene sobrada bolsa para contratar a un cuidador y que éste no se sienta desplazado de los derechos que todo trabajador tiene en España. El de su futura pensión, entre otros. El de la atención médica si la precisa en cualquier momento. Ahí, hay que reconocer que Echenique no se ha portado bien. Sin contar con otros ingresos, su remuneración parlamentaria le permite ese pequeño esfuerzo. El Congreso de los Diputados le abona su Seguridad Social . El dinero depositado a su nombre proviene de los bolsillos de los españoles, del dinero público. No se entiende esa falta de interés en una persona tan abrazada al progresismo leninista. Lenin lo habría encarcelado, porque no era cruel como nuestro sistema.

No me recreo en la decepción, pero algo no funciona en Podemos. Monedero olvidó declarar más de 400.000 euros; Errejón olvidó cumplir con su beca de la Universidad de Málaga. Cobraba pero no trabajaba. Ahora Echenique se olvida de su cuidador y de la Seguridad Social de éste. En lo único que ha mejorado «Podemos» es en las actividades de Rita Maestre. Hace años asaltaba capillas católicas y amenazaba con quemarlas con sacerdotes y fieles en su interior –¡Arderéis como en el 36!–, y ahora cena en casa de los Segrelles. Lo segundo es grave, pero no tanto como lo primero. Prueba de ello es que su condena, recurrida, es por lo primero y no por lo segundo. En ese aspecto hay que reconocer un camino de suavidad y dulzura en su actitud. Pero lo de Echenique, del que se afirma que es el más inteligente de los dirigentes de Podemos, es la monda. Se le olvidan detalles fundamentales. No cumple con las personas que trabajan a su servicio, y se pasa por los dídimos los contratos y la Seguridad Social. Por supuesto que la irregularidad ha sido involuntaria, pero quizá, para acercarnos más al cambio y a las miradas de amor, sería conveniente que presentara su dimisión. Porque la conclusión no tiene vuelta de hoja. Ha incumplido, y lo que es peor, ha abusado de un trabajador y ha defraudado a una Seguridad Social que se ha portado con su persona con una generosidad estallante. Pero insisto, lo ha hecho sin querer.