Carreteras

Cuando el radar ataca

La Razón
La RazónLa Razón

Quieren instalar 60 nuevos radares. Dicho así, parecen muchos. La red de carreteras de España tenía, en 2013, 165.361 km –más los 489.698 km que los ayuntamientos tienen a su cargo, de los cuales 361.517 km son urbanos. Vista la realidad, son insuficientes para pillar al personal. Empero, no todo el que tiene un accidente es debido al exceso de velocidad. A veces, el mal estado de los neumáticos o de la carretera, o un conductor irresponsable, que compite donde no debe poniendo en peligro a propios y a extraños, o que conduce ebrio... o somnoliento, es el «causante». Cuando el dinero no palidece ante la posible pérdida de la vida o su perjuicio, las multas se revelan inútiles. A la gente sensata no hace falta que la multen para valorar su integridad. El dinero duele un rato, luego, al carecer de sentido en la infancia, se pasa-olvida. Por consiguiente, menos multas y más concienciar que al volante mandan «circunstancias e imprevistos», no el que conduce. No todos coches están en buen estado, ni todos los conductores adaptan la velocidad al estado del pavimento–hay mucho bache y socavón inesperado e inadecuado-, a la climatología –llueve, niebla, nieve...-, y/o ni tienen en cuenta el tipo de coche que conducen y cómo están física y anímicamente. La arrogancia humana de creernos dioses, cuando sólo somos gotas de vida en una inmensidad cuyos mandos no manejamos, nos hace comportarnos como si la parte negativa de la vida no fuese con nosotros. Por eso, de hacer campañas disuasorias habría que lograr que la gente se identifique, porque si se mantiene al margen de las mismas, lamentablemente, servirán de poco o de nada, Y, por favor, no olvidemos a los motoristas a la hora de valorar y adecuar esos «quitamiedos» que suelen quitar vidas.