Marta Robles

Cuidado con remover...

La Razón
La RazónLa Razón

Seis meses después de la desaparición de Diana Quer, en A Pobra do Caramiñal, en Galicia, SOSDesaparecidos acaba que poner en circulación por Rumanía, Serbia y Croacia, tres carteles en los que se ve a la chica con el pelo de tres colores distintos.

Según Joaquín Amils, presidente de la asociación, esta acción es la respuesta a las sospechas de que la joven madrileña pudiera haber sido víctima de una banda de tráfico de personas en esos países y se extenderá la semana próxima a Kosovo, Albania y Macedonia, lugares donde la trata es habitual. Pero más allá de todo esto e incluso de que esos carteles incorporen, a la americana, la frase de la madre de la chica diciendo: «Tranquila, mamá no dejará de buscarte», y ofrezcan datos precisos sobre el físico de Diana, lo cierto es que parece un intento desesperado de la familia de llamar la atención de la opinión pública. Y lo entiendo bien. Diana López-Pinel, madre de la desaparecida, debe ser consciente, como todos nosotros, de que mientras su hija permanezca en la conversación hay esperanzas...

En el momento en que ya no esté, siquiera, en la conversación el caso caerá en el olvido y será casi imposible de esclarecer. Son tantos los desaparecidos de los que no se sabe nada en nuestro país y en el mundo entero, que los progenitores de algunos de ellos, que tienen la «fortuna» de que sus hijos despierten especial interés entre los ciudadanos, no dudan en avivarlo de cualquier manera. Y eso que los padres de Diana, en concreto, a estas alturas, ya deben saber que, si remueven mucho, acabará por salir toda la miseria de su familia rota a la superficie.