Podemos

Después del abrazo

La Razón
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Errejón sabía que iba a perder. Sus más cercanos también se lo habían dicho. Entonces ¿para qué dar esta batalla? Ni siquiera un buen estratega como él tenía la respuesta a corto plazo, pero sabe que en un futuro no muy lejano, tendrá alguna oportunidad cuando Pablo Iglesias arrase a su grupo de las estructuras nacionales y territoriales del partido. Las bases dibujaron ayer un Consejo Ciudadano en el que hay 37 miembros del equipo de Pablo Iglesias, 23 del de Íñigo Errejón y 2 de los Anticapitalistas. Pero eso dará igual. Los que perdieron ya estaban perdidos –marginados de las estructuras– y ayer mismo por la tarde, después de una comida en la que contaron víctimas presentes y futuras, empezaron a alargar el cuello para cuando Iglesias proponga y Monedero disponga.

Quizá por eso dejó Errejón para la posteridad aquella frase: «Será la nueva dirección la que tome esas decisiones». No. No hará falta: ya están tomadas desde hace meses. ¿Y entonces? Pues no es lo mismo si se va él sólo que si se va la tercera parte del partido. Ésa es su jugada. Su amenaza. Su relativo éxito. Y su futuro.

Lo interesante de Podemos es lo que viene ahora, después del abrazo. El PSOE está contento con el resultado. Y el PP también. Prefieren lo malo conocido. Y no es que Sánchez vaya a ganar –que no lo hará– sino que un Pedro Sánchez herido puede llevarse a Podemos un montón de militantes y algo menos de votos. Y quien dice a Podemos, dice al nuevo partido de Errejón que, tarde o temprano, tendrá que crear. Porque, ahora que ya no va a ser alcalde de Madrid, ya sólo le queda la opción de poner en marcha una alternativa. Ciertamente la ha ensayado. Es un hecho que ha llegado a los medios de comunicación y a las redes sociales mejor que sus todavía compañeros. Eso si que no se lo esperaba Iglesias: que aquellas cadenas que tanto y tan bien alimentó con sus entrevistas y espectáculo se volvieran contra él. ¡Y las redes! Aunque han perdido mucho desde que Trump se despacha cada día con diez tuits, es un hecho que siguen siendo su mejor manera de llegar a las bases. O lo eran. Vienen cambios.