Irene Villa

Día de los sensatos

En medio de tanta tontería y palabrería vacía, es maravilloso que alguien, con total claridad y determinación, nos anime a dejar de pensar que el sentido común es el menos común de los sentidos. Y si ese alguien es el genial Leopoldo Abadía, a quien por cierto la edad no supone ningún handicap para seguir escribiendo y firmando libros y dando conferencias a buen ritmo, pues muchísimo mejor. El Día de los sensatos, es un día instaurado en Ciudad de la Raqueta, Madrid, para ensalzar la grandeza humana con humildad y hacer sencillo lo complicado. Hablamos incluso de una reflexión que me gustó: si el término felicidad está tan cerca de la palabra facilidad, algo tendrán que ver. Leopoldo Abadía ha reunido esta semana a grandes periodistas, músicos, publicistas, editores, escritores, empresarios... y como en su libro La hora de los sensatos, que supuso toda una revolución en la economía por conseguirla llevarla a la calle, consigue, a través de un discurso llano, entendible y ameno, que los temas más complejos y enrevesados no se les resistan a nadie, y, algo que solemos pasar por alto: celebrar la vida. Demandamos sensatez, alegría y normalidad.

En 1940, el mayor problema de los docentes con sus alumnos, era que hablaban en clase, corrían, desobedecían al orden... pero en 1990, los problemas giraron en torno a las drogas, el alcohol, los suicidios, robos, armas, violaciones... Los enormes peligros que entraña la falta de sensatez... Creo que este dato es bastante significativo. El papel de los medios de comunicación es vital, sobre todo de la televisión que en los últimos años exhibe contravalores como la envidia, la prepotencia, la ira, la violencia... con el peligro de ser imitados sobre todo cuando aparecen como si fueran virtudes porque te permiten, por ejemplo, protagonizar momentos de máxima audiencia.

En fin, que como defiende mi querido Leopoldo, lo verdaderamente vital es la familia, los amigos, pero sobre todo valores como la constancia, la paciencia, el perdón, el entusiasmo, la autoconfianza... y no dejar de actuar con sensatez.