El desafío independentista

Efecto disuasorio

La Razón
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Nadie sabe cómo puede evolucionar «la cuestión catalana». En el mejor de los casos llegaremos a un estadio de «conllevanza» y espera histórica. De todo lo ocurrido podemos concluir que el Estado de Derecho es el marco más resistente en el que desarrollar la convivencia. En los últimos años la respuesta ha obedecido al principio de acción-reacción.Cualquier iniciativa ha sido frenada por el camino de la legalidad, del Constitucional al TSCJ con gran actividad del Fiscal General del Estado. No es un secreto que con este Fiscal en otros momentos incipientes del desafío esta deriva independentista no hubiera llegado a la pubertad. Bueno, hay recuperación, hemos comprobado que los resortes se activan. Eso ha supuesto que la iniciativa «indepe» ha sido superada, incluido lo que hemos dado por asumido. Me refiero a esa figura de pereza intelectual que es el «choque de trenes». Es verdad que los cuatreros han alcanzado el AVE y han generado algunos retrasos pero el tren sigue teniendo un destino. Se ha asentado en la opinión escrita lo de la «guerra fría», los arsenales disuasorios. Por un lado la DUI y por otro el 155. En la pereza cotidiana del relato estos ecosistemas básicos son muy agradecidos para el orgasmo intelectual del equidistante. Las ojivas indepes son de cartón piedra y las procesiones con velas un engorro. Eso sí, las pasean en desfiles con realización propia, bien sea de su tele, que por ley debiera ser de todos o se lo monta un empresario futbolero y «enreda». El único elemento capaz de destruir por la vía del cese es el artículo 155 de la Constitución. El único arsenal efectivo es el legal. Me descuido y me voy por la metáfora bélica cuando todo el mundo sabe que en política lo que triunfa es la náutica y la ferroviaria. Así que a la espera todos los partidos han activado la maquinaria electoral. En momentos de apellido histórico conviene que la realidad no te pille en el discurso. Todo esto terminará en autonómicas a la vuelta de Reyes o poco más tarde así que hay que testar los efectos. Las declaraciones de las últimas horas de socialistas y populares coinciden en el fondo pero son amasadas con formas propias. Unos tienen que aliviar los picores de los que denuncian que todo llega tarde y andan con la amnesia del Majestic y otros tiene que evitar que el partido hermano se quiebre y pierda ese poder municipal básico. Guste más o menos esto es un pacto del bipartidismo con maroma real al que se ha sumado Cs a su lugar de nacimiento para cumplir la profecía. Y como dirían los clásicos de bombín y copa... mañana hablaremos de Podemos.