Política

Alfonso Merlos

El canciller chavista

El canciller chavista
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Nos toma por menores de edad, pero pincha en hueso. Monedero parece decidido a erigirse en estandarte de la «casta buena», o sea, de esa nueva suerte de caraduras que pueden predicar una cosa mientras hacen la contraria. Explicaciones insuficientes, vacías, ayunas de datos concretos, de documentos, contratos, transferencias, de ingresos o traspasos... en fin, de todos aquellos elementos que deberían apoyar su respuesta al escándalo que representan sus sobrecogedores ingresos. Salvo que todo esté permitido a los millonarios siempre que sean comunistas, ¡claro está!

Va siendo hora de que los españoles castiguemos las arrogantes actitudes de los lugartenientes de Podemos, porque, caso a caso y dirigente a dirigente, se comprueba que también ellos actúan de la misma forma (o muchísimo peor) que la «casta mala», a la que por supuesto hay que liquidar. ¿Dónde está la transparencia que engolada y virulentamente promueven? ¿Dónde su «patriotismo fiscal» si ni siquiera se ven obligados a pagar el IVA como todo hijo de vecino? ¿A qué juegan estos advenedizos políticos cuando se llenan la boca hablando de los dos mil euros mensuales con los que podría y debería vivir cualquier ciudadano decente? ¡¿Con cuánto viven ellos?!

Pero no es todo. Más allá de sus funciones como sabio en el diseño de una moneda común bolivariana, ¿es cierto que el docto profesor de la Complutense pretendía inocular en España el virus del chavismo? ¿No ha dejado ya en Venezuela suficiente corrupción, desigualdades, pobreza, inseguridad, miseria, caos social y económico? ¿Era necesario implantarlo en nuestro castigado país? ¿Ingresó aunque fuese medio céntimo de euro el erudito maestro por ejercer de facto como canciller de Hugo Chávez? ¿Hizo el trabajo sucio y sibilino propio de un esbirro? Hable, Monedero, hable.