El desliz de Felipe

El ex presidente Felipe González suele mostrarse comedido y con sentido de Estado cuando emite un juicio político. Sin embargo, en esta ocasión, pienso que debería haberse mostrado más reflexivo al expresar cómo hubiera actuado con Cataluña. Me refiero a sus palabras: «Yo hubiera utilizado el instrumento político al que la Constitución me obliga además de que me lo ofrece», clara referencia a aplicar el artículo 155 de la Constitución «adoptar las medidas necesarias para obligar a una Comunidad Autónoma al cumplimiento forzoso de las obligaciones marcadas por la Constitución».

González ni nadie pueden asegurar su comportamiento hipotético. En sus tiempos no se dio el caso, entre otras cosas porque nunca tuvo el partido de la oposición dirigido por una político como Pedro Sánchez sin ningún sentido de Estado ni de España. Por no hablar del resto de formaciones como Podemos, CUP, ERC y todas esas siglas que tienen por norte un Estado como Venezuela o Cuba. Por tanto, no se figura lo que hubiera hecho en un escenario como el actual, en el que se ha arrancado de cuajo el espíritu de la Transición.

Estoy convencido de que sus manifestaciones rebosaban buena intención. Más aún, de ellas debería tomar buena nota Sánchez más que Rajoy, alineándose sin dejar la menor duda con el Gobierno a la hora de afrontar el problema separatista. Son muchos, los pronunciamientos de su partido en Ayuntamientos e instituciones en favor del referéndum ilegal.

Me falta espacio para expresar mi decepción por la tibieza de la Conferencia Episcopal en el asunto. El colectivo parece haber olvidado el mensaje evangélico sobre los tibios. Así es la vida.