Política

Francisco Marhuenda

El difícil reto del PP

El difícil reto del PP
El difícil reto del PPlarazon

Es evidente que las elecciones europeas han sido un toque de atención para el PP. Una vez más no hay que minimizar ni exagerar lo sucedido, sino sacar conclusiones y buscar soluciones. Los análisis con posterioridad siempre son más fáciles que acertar previamente con una estrategia. No es complicado opinar si no se tienen que tomar decisiones y el populismo, además, es un recurso fácil. Lo complicado es hacerlo cuando se está en el Gobierno y hay que tomar decisiones tan difíciles como impopulares. El púlpito del «cuarto poder» es muy lúcido para realizar propuestas imaginativas o dar lecciones sin presentarse a unas elecciones. No hay nada más cómodo que señalar los incumplimientos electorales, como si Rajoy lo hubiera hecho con gusto, y ofrecer fórmulas mágicas cuando España estuvo a punto de pedir el rescate. Los economistas aficionados tienen respuestas fáciles a problemas complejos. Los castigos electorales pueden ser muchas veces injustos, pero hay que asumirlos e intentar recuperar el terreno perdido. El PP ganó las elecciones, algo meritorio en el escenario actual, pero el resultado fue insatisfactorio, aunque previsible. Lo importante es saber si puede recuperar la confianza de los votantes que optaron por otras formaciones o se quedaron en casa. Estoy convencido de que puede hacerlo, y no sólo ganar las elecciones generales, sino lograrlo con una mayoría suficiente para gobernar. Los que no acudieron a las urnas lo han hecho por razones diversas, pero es evidente que su corazón sigue con el PP, aunque estaban enfadados, defraudados o las dos cosas a la vez. No creo que haya fórmulas milagrosas, sino trabajo, trabajo y trabajo. Los mismos que daban por amortizado a Rajoy en 2004 y 2008, para luego ensalzarlo en 2011, son los que ahora le ponen los deberes y se convierten en los portavoces de los votantes populares. En general se ha producido un castigo en Europa, con mayor o menor intensidad, a muchos partidos que estaban en el Gobierno o en la oposición. Los votantes están en su derecho y tenemos que respetarlo, sin hacer análisis sobre si son o no frikis al optar por determinadas formaciones. El mejor aval para ganar unas elecciones generales son los resultados de la gestión de gobierno y ésta es la baza más eficaz para el PP. Una solución que encuentran los grandes «expertos» es un cambio de Gobierno. Es efectista pero no siempre eficaz, porque depende de si los ministros cumplen los objetivos marcados y si los cambios aportan algo. En ocasiones pueden servir de revulsivo. La primera cita son las municipales y autonómicas. En un año se pueden hacer muchas cosas y el PP tiene buenos candidatos, aunque la crisis ha provocado un gran desgaste. Hay que vender con convicción lo que se ha hecho y sus resultados.