El «outsider» reformista

José Ignacio Wert es un hombre con una larga trayectoria como profesor universitario, sociólogo y colaborador en los medios de comunicación. De joven participó en la vida política, aunque no en la AP de entonces. Wert siempre pareció más próximo a UCD que a lo que luego se transformó en el PP. Aznar cambió la situación y Rajoy, que ha profundizado el reformismo de su predecesor, lo ha llevado al primer plano de la política. No por eso Wert ha dejado de tener algo de «outsider». Wert es un liberal que conoce bien la urdimbre, las contradicciones y los debates de la sociedad contemporánea. Ajeno al sectarismo y a los compromisos partidistas, es un hombre con una notable confianza en sí mismo. Quizá fue todo esto lo que llevó a Rajoy a colocarlo en un lugar tan expuesto como es el de ministro de Educación, Cultura y Deportes. Educación y cultura son dos territorios monopolizados por la izquierda, desde antes incluso que llegara la democracia. El centro derecha no ha querido nunca entrar ahí y la izquierda ha cumplido su programa sin obstáculos. El resultado es, en Educación, un sistema colapsado –auténtica máquina de producir parados– y, en cultura, la politización completa y la pérdida de cualquier noción de servicio a la sociedad y a la nación española. La falta de dinero es sin duda un hándicap. Wert se enfrenta por tanto a la tarea de rescatar del descrédito la cultura y la educación, en particular la Educación pública. Lo hace con la plena confianza de Rajoy y con libertad de movimientos. Esta posición hace de él uno de los pocos capaces de poner en marcha las grandes reformas imprescindibles para que nuestro país salga de la crisis.