Corrupción en CDC

El paseíllo del President

La Razón
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Hoy cuando veamos acudir a declarar al ex president Artur Mas acompañado de sus fieles –cada vez menos, a pesar del día de vacaciones que han dado a los funcionarios– no estaremos ya viendo al que fue presidente de la Generalitat, sino a lo que es hoy: un militante del PDeCAT (Partido Demócrata de Cataluña), la antigua Convergència, que sin embargo deberá responder de la convocatoria de un referéndum ilegal, llevado a cabo de manera chapucera y sin garantías democráticas. Un engaño a tantas personas bienintencionadas que quizá soñaban con la independencia de Cataluña mientras él pensaba en algo muy diferente: quizá salvarse de la cárcel por aquella vieja historia del 3%.

La semana pasada tuvo lugar la Operación Pika, segunda fase de la Operación Petrum, que investiga las comisiones que en febrero de 2005 denunció el entonces líder del PSC, Pasqual Maragall, en el Parlament. Fruto de esta segunda operación fueron detenidos una serie de colaboradores de Mas y registrados los inmuebles de varias empresas que supuestamente pagaban comisiones a fundaciones de Covergència por haber recibido adjudicaciones de obras a dedo. Naturalmente el ex alcalde Trias –su teniente de alcalde también fue detenido– y otros líderes nacionalistas vieron «intencionalidad política» por la declaración de hoy de Mas. El eterno victimismo.

Pero no. Todo había sido decisión del titular del juzgado número 1 de El Vendrell (Tarragona), que instruye el caso, gracias a una denuncia de una ex concejal de ERC llamada Montserrat Gassull hace ya cuatro años. Es bastante dudoso que el juez y la Fiscalía se pusieran de acuerdo para hacer los registros e interrogatorios en vísperas de la comparecencia de Mas; pero imposible que esa decisión se hubiera coordinado con el Gobierno central o al menos con el despacho que ocupa la Vice en Barcelona como algunos avispados independentistas han señalado.

Pero lo que resulta evidente, a medida que conocemos el alcance y magnitud de la estafa del 3%, es que el cambio de Convergència y su deriva soberanista tuvo mucho que ver con toda aquella trama que ahora empieza, poco a poco, a desvelarse.

Hoy declara Mas como imputado por desobediencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Aun no está acusado de otras cosas. Pero aquella decisión ilegal que tomó sólo se entenderá bien cuando conozcamos todo lo ocurrido durante los últimos treinta años en Cataluña. Aunque tristemente, ya lo intuímos.