El peligro de la abstención

Hay algo que me inquieta del flamante presidente de la Gestora del PSOE, Javier Fernández, tan aplaudido y reconocido en los últimos días y al que he escuchado con atención, admiración y, también, preocupación. Cuando defiende la abstención para dejar a Rajoy formar Gobierno, habla siempre de una decisión táctica «porque unas terceras elecciones perjudicarían mucho a nuestro partido». No sé si lo hace intencionadamente o por confusión de conceptos. Lo primero sería más preocupante para su formación y para el PP. Alguien dijo que la táctica sin estrategia es ruido antes de la derrota. De ahí que me convencería más si se refiriera a una decisión estratégica. Con ello estaría planificando esa abstención como una parte de una serie de determinaciones previamente planificadas, no sólo para evitar el perjuicio de unos comicios, sino para lograr una reorganización del lugar que debe ocupar el PSOE y el papel que ha de protagonizar.

La táctica se limita a un sistema para alcanzar algo. En este caso, la caída espectacular en votos y diputados, con el peligro de ser superado por Podemos e incluso, como han declarado insignes socialistas, de desaparecer, obviando fijar una meta más ambiciosa, más general y de futuro. Si la postura del PSOE responde a una decisión táctica, más valdría elecciones.

En cualquier caso, Fernández y su guardia pretoriana impondrán mañana su criterio de forma mayoritaria en el Comité Federal. Se comerán y harán comer un «marrón», porque saben que lo decidirán contra el criterio mayoritario de los militantes, entre los que impera el odio al PP sobre cualquier otro horizonte. Y el odio acerca más al sufrimiento que a la felicidad. Y ciega. Así es la vida.