Iñaki Zaragüeta

El poder como único interés

La reacción de Podemos desvela el objetivo de su presencia política. Podemos ha desvelado su único interés para participar en política: el poder y, a juzgar por los precedentes de algunos de sus dirigentes, la caja. Así se deduce de la reacción ante los resultados de las elecciones andaluzas. Su irrupción impactante de lograr 15 diputados en tan sólo 16 ó 18 meses de existencia les ha sabido a derrota. Ni un alborozo, ni una expresión de alegría. «No se toma el poder, es un fracaso», parecen pensar en las comparecencias correspondientes.

Mi amigo Rogelio identifica ese comportamiento como un signo «chavista». Por más que quieran negar su procedencia, dice, no pueden disimularla ni tampoco su meta. Hay que llegar al Gobierno o, al menos, ser determinante e imprescindible para quien acceda a él. Ninguna de esas dos premisas se ha hecho realidad. Tanto exhiben su frustración que dan la impresión de desinflarse. Así lo demuestran las ausencias de su caudillo Pablo Iglesias y demás corte nacional en las concentraciones de sus correligionarios tras conocerse los resultados del pasado domingo.

Al parecer, no podían imaginarse que su vertiginoso ascenso era susceptible de frenarse, de que los ciudadanos podían percibir la realidad de su ideología, del riesgo que suponen para la sociedad española y, si apuramos, para la democracia. Para ellos sólo vale mandar y el pensamiento único. Los detractores, aunque se llamen Echenique, a las evangélicas tinieblas exteriores.

En todo caso, ya han experimentado la primera consecuencia de aquel pensamiento de quien quiere todo según lo ve él. Tendrá muchos disgustos. Ya se han llevado el primero. Éste es uno de los privilegios de la democracia. En las europeas disfrutaron de otro en el otro lado. Así es la vida.