Política

Francisco Marhuenda

El prestigio recuperado

La Razón
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Cuando el Gobierno de Rajoy comenzó su andadura en 2012 era uno de los «enfermos» de Europa. Las elecciones generales del 20-N le dieron una amplia mayoría absoluta, que sería un elemento clave para emprender las reformas y recortes imprescindibles para superar la crisis económica más grave desde la posguerra. La evolución del PIB entre 2008 y 2013 fue un desastre, con una caída de un 7,5% a la que se tiene que añadir la media de crecimiento de los años anteriores, por lo que el retroceso se sitúa en un 27%. No hay que olvidar que en los doce años anteriores, entre 1996 y 2007, se creció a una media del 3,75%.

La preocupación generalizada en Europa era qué se hacía con los «pigs», el acrónimo peyorativo en inglés con el que los medios anglosajones se referían al grupo de países de la Unión Europea que sufrían problemas económicos: «Portugal, Italy, Greece and Spain», al que también se añadió Irlanda, convirtiéndolos en «piigs». Todos ellos tenían problemas muy graves de déficit público y balanza de pagos así como un inquietante nivel de paro. El prestigio internacional de España había sido dilapidado y estaba en cuestión, incluso, la continuidad en la zona euro. Muchos países, analistas e inversores hablaban de precipitación en el proceso de integración, mecanismos ineficaces para hacer frente a la crisis, descontrol de ese grupo de países y debilidad del euro, pero también de la economía europea dentro del contexto internacional.

Es cierto que la izquierda, tanto política como mediática, así como sus economistas afines se encargan día tras día de minimizar el éxito de la política reformista de Rajoy, que ha sido tan dura como eficaz. El desgaste electoral se ha visto en las elecciones europeas y en las andaluzas, pero la realidad es que España crecerá a una tasa superior al 3 por ciento este año, rompiendo todas las previsiones, y que ha comenzado un ciclo de crecimiento que sólo puede peligrar si se acaba la estabilidad política. El crecimiento y la inversión van muy ligados, precisamente, a la estabilidad en las instituciones.

España no sólo no es un «pig», sino que se ha convertido en uno de los motores de Europa y en ejemplo de las políticas reformistas que se deberían aplicar en muchos países de la Unión, porque existe un problema conjunto de competitividad y eficacia. Nuestro país ha recuperado la voz entre sus socios y lo ha hecho con indudable fuerza. Los que querían el rescate deberían saber que hoy estaríamos en una situación parecida a Grecia y, desde luego, nuestro peso no sería el que tenemos actualmente. Rajoy ha conseguido que Guindos sea el próximo presidente del Eurogrupo. Es uno de los cargos más importantes de la UE y el ministro de Economía es una de las personas más cualificadas para asumirlo. Guindos y Montoro han protagonizado una transformación económica, con el impulso y dirección de Rajoy, que ha situado a España en el camino acertado. Esto explica que hayamos recuperado el peso internacional.