Reforma constitucional

El sufragio mutante

La Razón
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«Posiblemente habrá que entender por democracia los vicios de unos cuantos, puestos al alcance de la mayoría», H. Becque, comediógrafo francés. «La democracia da a cada uno el derecho de ser su propio opresor», J.R.Lowell, poeta estadounidense. «En todos los tiempos los ejemplares más viles de la naturaleza humana se encontraron entre los demagogos», Macaulay, historiador inglés. Es constante en las utopías fascistas, nacional-socialistas y comunistas conducir hacia el ridículo aquel concepto que se quiere destruir, tal como ahora el sufragio libre, secreto, universal y directo (la quilla de la democracia) se trata con la misma ausencia de prejuicios que los desfiles del Carnaval. También se votaba en el franquismo y pasé una tarde con un condiscípulo hijo de un funcionario sindical rellenando papeletas falsas hasta abarrotar una urna que luego sustituiría a la oficial, anoréxica de votos. Franco convocaba referéndums de voto obligatorio y los positivos desbordaban el 120% en numerosos colegios. Superando el voto censitario y el universal hemos dado un salto mutante, al nuevo sufragio cósmico en el que puede votar hasta la materia oscura. Es un arcano cómo han votado los podemitas en sus elecciones internas no ya a la búlgara, sino a lo Mongolia Exterior, sin que sepamos de censos, apoderamientos, control alguno y recuento final a través de las redes sociales, asiento de toda arbitrariedad. Internet como Junta Electoral Central. Cuando la megafonía cantaba en Vistalegre los millonarios respaldos de los ungidos aquello parecía el sorteo navideño de la Lotería Nacional. Las consultas que hace la alegre muchachada de Manuela Carmena en Madrid son a la democracia participativa lo que la Charanga del Tío Honorio a la Sinfónica de Viena: voluntariosos jubilados aburridos contando misteriosas papeletas huérfanas de cualquier control para que sepamos que poco más de dos mil madrileños desean peatonalizar la Gran Vía o montar un parque de atracciones en Plaza de España, con preguntas que contienen la respuesta y Rita voceando el conteo. Afortunadamente, esto demuestra la salud política de los madrileños ya que solo una ínfima minoría se ha prestado a la mamarrachada. El holograma de un referéndum catalán, según la jurisprudencia de Juan Palomo, negando la legalidad que sustenta la Generalitat y los derechos y obligaciones de su autonomía, es la decoración en nata de todo este suflé. «El destino de las urnas es el de ser rotas», Primo de Rivera, fundador de Falange.