Violencia de género

El tal

La Razón
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El tal Francesco Arcuri está contando su historia ahora. Es el ex marido de Juana Rivas, la mujer a la que los garantistas, a esos escrupulosos de la ley y de su cumplimiento, les ha dado todos los motivos para sacar pecho. Lo que hizo Juana Rivas (salir pitando con sus hijos antes de entregárselos a su marido con una condena firme por maltrato) puede que no se ajuste a lo que dicen los libros gordos que manejan los abogados, los jueces, y los fiscales, pero es lo que hubiera hecho yo. Yo también hubiera huido con ellos y seguramente es lo que hubiera deseado que hiciese mi madre. El tal Francesco Arcuri dice que los niños ya le cuentan que le quieren y que aceptó una condena por maltrato para no perderse a su primer hijo. Díganme quién acepta esa locura, quién o quiénes serían capaces de retomar una relación después de una denuncia, un juicio, una condena. Pero volvieron. Ay, volvieron. Y después engendraron al segundo. Los que no saben de qué va esto creen que es fácil romper cadenas para una mujer maltratada, creen que es sencillo irse del todo a la mierda, piensan que si ella volvió es que todo era mentira, que en el fondo ella seguía enamorada. En el colmo del asco el periódico de izquierdas que ha entrevistado al tal Arcuri asegura que este tal Arcuri vive en un paraje idílico «pero algo alejado, un entorno natural que pudo agudizar la sensación que adujo Rivas de encontrarse atrapada cuando las cosas se torcieron». Ahora, sorprendentemente, están ganando los que creen que la empatía no puede estar por encima de las leyes, y lo están haciendo de manera tan contundente que se lleva entrevistar a este pavo y encontrarle «sosegado». Y dar forma a su caso, a sus argumentos, presentándole como un padre amantísimo que se ha encontrado un pastel horrible que no se merece y todo porque no hay derecho a que no haya una custodia compartida que iguale a hombres y mujeres. Y estando totalmente de acuerdo en que así sea les digo a los que están usando al tal Arcuri como estandarte de sus derechos que se equivocan. Y que si son tan garantistas se miren la condena y las medidas vigilantes que va a tomar el gobierno italiano para seguir a esos niños mientras estén con su padre. Por algo será.