Elecciones Generales 2016

El voto útil y el voto de conciencia

La Razón
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Hay católicos que se plantean este domingo el dilema de votar o no al PP. Me parece una disyuntiva absurda, porque la alternativa de un gobierno de izquierdas es un desastre para España en todos los sentidos. La brutal ofensiva anticlerical que se está viviendo en las comunidades autónomas y los ayuntamientos que controlan pone de manifiesto la gravedad de la situación. Me sorprende la actitud de algunos católicos en esta materia. Es un caso de manual en el que se tiene que optar por el principio del mal menor, aunque me resulta pintoresco que alguien se pueda cuestionar un gobierno que tiene un balance tan positivo en muchas materias. Un sector de los católicos está molesto por el tema del aborto, donde es verdad que no se ha resuelto satisfactoriamente, pero la alternativa es aceptar la ofensiva contra la Iglesia de esa izquierda que se mueve por el sectarismo. Desperdiciar el voto será una clara complicidad por inacción con aquellos que atacarán la escuela concertada y las universidades católicas. La lucha por preservar todo aquello que nos convierte en una de las grandes naciones del mundo e impedir este intento de acabar con la libertad religiosa es defender el bien mayor. Los católicos que quieran que Rita Maestre y los suyos tomen el poder no tienen más que quedarse en su casa o elegir el voto inútil. Es un despropósito dudar en estas circunstancias. Las urnas son la mejor muralla para impedir esta nueva ofensiva contra los católicos. La situación es tan grave que el voto en conciencia es el voto útil. El católico que quiera buscar el bien tiene que elegir, necesariamente, la papeleta del PP. Una victoria de la izquierda significaría, por ejemplo, que tomarían el control de la catedral de Córdoba para impulsar su condición de mezquita dentro de un nuevo despropósito antihistórico. La Iglesia sería castigada con una onerosa carga impositiva por medio del IBI y se impedirían las inmatriculaciones de unos recintos que se construyeron como centros católicos. La Iglesia desaparecería de la vida pública y, por supuesto, del Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado. La ofensiva de esa izquierda que representa Rita Maestre busca reducir su presencia al ámbito estrictamente privado. Lo mismo sucedería con los acuerdos con la Santa Sede y tantos otros aspectos donde se iría frontal y visceralmente contra los católicos. Los que dudan deberían tener muy presente el calvario que está sufriendo el cardenal arzobispo de Valencia, Don Antonio Cañizares, una persona de gran calidad humana. Se han manipulado sus palabras y se ha querido, incluso, meterle en la cárcel. Una victoria de la izquierda de Rita Maestre eclipsa cualquier error cometido por el PP. Los que quieran defender esos valores tienen que optar por preservar el bien mayor y no confundir el voto de conciencia. Es algo tan sencillo que ningún arzobispo u obispo, sacerdote o laico debería dudar sobre la necesidad de llenar las urnas de votos para el PP con el fin de hacer frente a la ofensiva contra la Iglesia.