Pactos electorales

Encadenados al PSC

La Razón
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El ex ministro Borrell, que ahora se hace llamar Josep, siempre fue «muy de izquierdas, un socialdemócrata puro». Así lo define un compañero de partido que lo frecuentó bastante en la década de los ochenta y que se extraña por la catalanización de su nombre, «de toda la vida ha sido Pepe», pero se extraña sobre todo porque «la posible alianza con Podemos no tiene nada que ver con la economía. Podemos, que es relevante gracias a sus confluencias, tiene una idea de España incompatible con la del PSOE... y con la que ha defendido durante toda su trayectoria política Borrell».

Para este militante, «la experiencia reciente de Grecia demuestra muchas cosas, y no sólo que Bruselas dicta la política económica por mucho Tsipras que uno se llame. Lo que ha ocurrido con Syriza y el PASOK es lo que Iglesias pretende hacer con el PSOE. Es imposible que Sánchez no se haya dado cuenta, a no ser que esté jugando su baza personal como Garzón, sacrificando al partido para salvarse él».

Lo cierto es que las palabras de ayer de Borrell, que anunciaba sin ambages la formación de un gobierno frente populista si la aritmética lo permitiese, sentaron como una patada en el estómago entre los socialistas andaluces, para quienes el veterano político ilerdense significaba hasta hace no mucho un dique contra la facción nacionalista del PSC. De hecho, el antiguo presidente del Parlamento Europeo también defendió en la misma entrevista la asistencia de Miquel Iceta, codo con codo con los dirigentes soberanistas, a una manifestación en contra de una sentencia del TC. Un hecho que Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE-A, declinó comentar en rueda de prensa. El PSC, con su rumboso líder a la cabeza, es desde meses el principal sostén de Pedro Sánchez, con el que se ha formado una tregua hasta el 26-J para evitar el «sorpasso» pero al que Susana Díaz sigue contemplando como la última pieza a abatir por el liderazgo nacional. La asunción de las tesis más soberanistas del PSC se contemplan como la prueba de que las cuentas de Ferraz consisten en sacar un escaño más que Unidos Podemos e intentar formar gobierno «a cambio de lo que sea, incluido el referéndum que exploran desde hace tiempo con Doménech». El entrecomillado pertenece a un alto cargo de la Junta de Andalucía. «Pedro Sánchez sabe que no se puede cabalgar sobre el tigre del populismo, porque te acaba devorando, pero está preparando el terreno para intentar repetir el golpe de mano que dio en la noche electoral de diciembre. A no ser que el resultado sea catastrófico, intentará dar la impresión de poder gobernar para ganar tiempo en clave interna», pronostica la citada fuente.

Las costumbres preelectorales prescriben la obligación de descreer de la demoscopia pero aunque resulta evidente que las encuestan yerran, y en ocasiones por mucho, más cierto es que ni el más optimista de los pronósticos sitúa al PSOE por encima de los 95 diputados, lo que ya sería un resultado ominoso. De ahí hacia abajo, cifras que en todo caso propiciarían la eyección inmediata de toda la dirección a no ser que una extraña carambola colocase al secretario general en La Moncloa. «Por eso se empeña en negar que con ese número de escaños, es imposible gobernar. Se trata de una batalla por la supervivencia personal en la que puede verse muy dañado el partido».