Restringido

Engaños y opiniones

La Razón
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El fútbol en España es capaz de casi todo. Se inventan historias tan imposibles como imparables y se hace crecer la mentira hasta límites insospechados, al mismo tiempo que se alimentan las leyendas urbanas que implican a presidentes y entrenadores, a futbolistas y representantes, todos ellos arrebujados en asuntos tácticos y técnicos que nadie es capaz de comprender. Al menos, quien suscribe.

Se cuestiona a un presidente porque se afirma, sin miedo al error, que hace las alineaciones de su equipo y, a la vez, se acusa al entrenador de defensivo, timorato o miedoso por alinear a muchos mediocampistas y usar tácticas de contención. Si así fuera, habría que censurar al presidente alineador. Y, sin embargo, se tilda de desobediente a quien no alinea los jugadores que aman los dirigentes. Abundan la ignorancia y la soberbia. Llevamos mucho tiempo observando esos planteamientos de 4-3-3 que nadie usa más que en las pizarras de las televisiones, y creen que atacar con tres puntas equivale a jugar 4-3-3. Nos sorprendemos cuando alguien renuncia a un jugador vistoso para poner a otro menos reluciente. La culpa es de quien obtiene licencia para opinar sin saber, cómplice de la conveniencia del mediocre que gobierna cada casa.

En España, como apenas se habla con los futbolistas, se le hace el caldo gordo a quien más convenga, que, en cualquier momento, desvía la atención hacia el representante, el entrenador o al portero de la comunidad de vecinos.

No nos engañemos con quienes no engañan y no dejemos que nos engañen los que juegan a engañar y obtienen del engaño sus mayores beneficios. El fútbol de verdad es mucho más sencillo.