Terrorismo yihadista

¿Es por Alá?

La Razón
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Oscilo entre la alegría por la duodécima y el pesar por el terrorismo salvaje. Satisfecha del fin de semana merengón y del supremo espectáculo «Voces», de mi paisana Sara Baras. Víctima, poco después, del vandalismo de moda en los aparcamientos madrileños, consistente en rajar sin piedad ruedas de coches. Este sábado de Champions algunos nos quedamos a última hora sin vehículo, subterráneos y desorientados. Imagínate qué noche de caos y grúas en medio de la multitud festiva. Y cuando por fin llegas a tu casa, ya de madrugada, notas que se te ha muerto un poco más la esperanza en la Humanidad al conocer los últimos ataques londinenses. Además de rajar coches, allí los delincuentes más peligrosos atropellan, disparan y acuchillan a personas «en nombre de Alá». Houston, tenemos un problema muy grave con tanto loco alrededor, entonando su grito de guerra. Los atentados de corte yihadista se reproducen como ratas negras en el Reino Unido, país tocado y hundido en sus entrañas. Una desbordada Scotland Yard reconoce que deberá redoblar el seguimiento a sus radicalizados ya fichados para evitar un nuevo Manchester. En su momento se infravaloró la peligrosidad del joven sujeto suicida que ha matado allí a 22 personas. Y ahora, en la capital, vuelve a quedar archidemostrado que cualquier tipo con puñal, pistolas y coche para empotrar peatones actúa con facilidad pasmosa, ignorando la sabia reflexión de José Saramago. El Nobel proclamó que «matar en nombre de Dios es hacer de Dios un asesino». Qué gran verdad. Digo más: matar en nombre de Dios es la excusa de unos cuantos peligrosos exiliados del sistema, odiadores profesionales hasta el extremo de morir matándonos. Desequilibrados que se nutren de otros psicópatas afines, militantes de DAESH o Al Qaeda.

El miedo duele en la cosmopolita Londres, el miedo cierra estadios a cal y canto en Cardiff, el miedo provoca estampidas mortales en Turín, el miedo inhabilita al que desea pensar. El miedo, más que el puñal, nos destruye a todos lentamente. Ante esta violencia que no necesita de preparativos largos, nos queda reaccionar en modo resiliente, buscando recetas efectivas para combatir el ataque y sus efectos. A las puertas de unas elecciones, vete a saber qué mensaje recibirá de las urnas la primera ministra del Brexit. Un día, los británicos eligieron salir del Euro sin reparar en que todos nos necesitaremos más que nunca en esta incierta lucha sin cuartel.