Francisco Marhuenda

España y el riesgo de contagio griego

La Razón
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Lo que sucede en Grecia no es bueno, pero sería mucho peor que la Unión Europea aceptara el chantaje de Tsipras. No es bueno para España porque afrontamos unas elecciones generales y existe el temor ante una victoria de la izquierda que genere un escenario de inestabilidad. La prima de riesgo se resiente, así como la Bolsa, pero no parece que pueda desencadenarse una gran crisis. Hay unanimidad europea frente a Grecia porque no se puede aceptar que vivan a costa de un hiperendeudamiento que pagamos todos los europeos. Tienen que hacer reformas, como hemos hecho los españoles, porque es la única posibilidad para conseguir una ayuda que cada día que pasa tendrá que ser más importante. La victoria de Tsipras fue una catástrofe porque sabía que realizaba promesas imposibles de cumplir. Es cierto que Grecia no tenía las condiciones necesarias para entrar en el euro y que se falsearon las cuentas. Nueva Democracia y el Pasok, la derecha y el socialismo griegos, respectivamente, han pagado en las urnas los errores cometidos. Hay que tener en cuenta que entrar en el euro era una prioridad para los países con monedas débiles. Por ello, estuvieron dispuestos a cualquier trampa contable para cumplir las exigencias que permitían abandonar el dracma. La fuerza de una moneda, como le sucede al dólar o a la libra, es clave para el crecimiento de una economía. No hay que olvidar que es lo que busca China. Una de las fragilidades estructurales de nuestra economía era, precisamente, la peseta. Es cierto que teníamos soberanía en política macroeconómica y que podíamos devaluar, pero no éramos una moneda creíble, como le sucedía al franco francés o al marco alemán. La unión ha sido muy beneficiosa. A pesar de la crisis que hemos vivido, el crecimiento español desde la Transición hasta nuestros días ha tenido dos hitos clave: la incorporación a la CEE y luego, al euro. Las crisis son coyunturales y se superan, aunque es cierto que la actual ha sido la más dura e intensa desde la posguerra, pero también tenemos que pensar dónde estábamos en 2011. Rajoy ha emprendido reformas duras, eficaces y coherentes que han dado buenos resultados, aunque en el contexto de este largo año electoral que vivimos es lógico que la izquierda política, económica y mediática niegue la realidad del fuerte crecimiento que vivimos. Sarkozy fue uno de los damnificados políticos por la crisis, pero ahora existe la certeza de que tras el paréntesis de Hollande volverá otra vez al poder. Rajoy y Sarkozy son dos políticos serios, honrados y eficaces, aunque el desgaste electoral es algo que va unido a esas características porque no actuaron como Tsipras en Grecia o el PSOE y Podemos en España. Las reformas emprendidas son las que permiten afrontar la crisis griega con una relativa tranquilidad, porque el BCE está dispuesto a apoyar al euro frente a cualquier ataque, a diferencia de lo que sucedió en 2012. La izquierda española ha consagrado la idea del austericidio, al igual que Tsipras, algo que causa estupor, porque siempre me ha sorprendido la frivolidad a la hora de contemplar conceptos como el rigor presupuestario y el control del déficit público.