Literatura

Andalucía

Españolísima Andalucía

La Razón
La RazónLa Razón

Se cumple medio siglo de la muerte de Azorín, quien describió así su primer contacto con el mediodía, al despertarse en un wagon-lit llegando a la estación de Lora del Río: «Ya no estamos en las estepas yermas, grises, bermejas, gualdas, del interior de España; ya el cielo no se extiende sobre nosotros uniforme, de un añil intenso, desesperante; ya las lejanías no irradian inaccesibles, abrumadoras. Son las primeras horas del día; una luz sutil, opaca, cae sobre el campo; el horizonte es de un color violeta nacarado». No es casualidad que José Martínez, alicantino de nombre tan común recriado en Madrid, sea el escritor que con mayor maestría ha dibujado Andalucía con palabras porque Andalucía, conviene recordarlo en esta infausta era de «identarismo» (disculparán el palabro) exacerbado, pertenece a España entera, desde el Roque Nublo hasta la ribera del Bidasoa, y más todavía: es esencia misma de España sin que sea posible entender a la una sin la otra y viceversa. Miembro eximio de la Generación del 98, Azorín recorrió «Los pueblos» en busca de esa idea nacional que se había perdido con el imperio y que él encontró en Lebrija, en Arcos... una sociedad real con problemas ajenos a las politiquerías de la clase dirigente: «He aquí las dos Españas (se refería a la rural y a la urbana). No hagáis, vosotros, los que llenáis las Cámaras y los Ministerios, que los que viven en las fábricas y en los campos vean en vosotros la causa de sus dolores». Las líneas escritas en 1905 no han perdido un ápice de vigencia. Pese a que escudo e himno prescriben una Andalucía «por sí y por España», las celebraciones consisten en una reductora glorificación del particularismo, esa cosa tan cateta y disolvente. Ojalá venga otro tío de Alicante a sacarnos de la confusión.