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Estabilidad

La Razón
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No es drama tres empates consecutivos por muy de amarillo que vistan los contrarios. Peores son los síntomas que los resultados. Se puede ganar o empatar en el tiempo añadido; aunque la heroicidad de convertir un resultado adverso en favorable es más apreciada que dejarse igualar. Lo primero es un aviso; lo segundo, alarmante. Villarreal, Las Palmas y Borussia marcaron cinco goles, luego más allá de la fotografía final hay algo que falla. No son los tres penaltis cometidos por Ramos en la presente temporada ni el fallo garrafal de Keylor Navas en la reaparición, un borrón entre una serie de intervenciones exquisitas; son, en general, las caídas de tensión, la inestabilidad de un equipo capaz de embelesar y de desesperar de un minuto para otro. Eso es lo que tiene que corregir Zidane, quien seguro que siente nostalgia, mucho más de Casemiro que de Marcelo o de cualquier integrante de la BBC que por unas razones u otras no terminan de arrancar al unísono.

La inestabilidad en el juego del Madrid contrasta con la fiabilidad del «sistema Atlético Simeone», que llega a ser métrico, por la precisión defensiva, y decimal cuando se queda a las puertas del objetivo. Sí, el Atleti es un equipo estable que en ocasiones, como ante el Bayern, sorprende con un fútbol de alta escuela. Precisamente frente a rivales como el pentacampeón de Europa es donde se miden el rigor, el presente y el futuro de los contendientes. El Atlético ha venido para quedarse.