Tribunal Constitucional

Esto va en serio

La Razón
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Los diputados constitucionalistas catalanes no han dudado en calificar de «fraude de ley» la resolución separatista aprobada por el Parlamento de Cataluña por una mayoría de diputados independentistas. La presidenta de la institución catalana, la nunca moderada Carme Forcadell, ignoró su obligación de cumplir y hacer cumplir las resoluciones de los tribunales y sometió a votación las conclusiones de la comisión del proceso constituyente, a pesar de la interlocutoría del Tribunal Constitucional, trasladando la responsabilidad al conjunto de los diputados del Pleno «que están amparados por la inviolabilidad».

El objetivo siguiente es crear una asamblea constituyente plenipotenciaria y ajena a la legislación española, y para ello se cobijan en la supuesta legalidad que otorga la votación del Parlamento catalán, y sobre todo en el amparo de las movilizaciones que se suceden los últimos onces de septiembre en Cataluña.

Tal y como denuncia el politólogo catalán Ignacio Martín-Blanco, «los independentistas tienen interiorizada la ominosa doctrina decisionista de Carl Schmitt, que supone la destrucción de la Constitución y del Estado de Derecho y la sustitución de la institucionalidad deliberativa por la democracia aclamativa de las multitudes en las plazas y calles». Descripción acertada del actual estado de enloquecimiento al que hemos llegado, ante el estupor de la mayoría de los catalanes silentes, la aparente desidia de las instituciones y la falta de una respuesta contundente de los partidos constitucionalistas ante el reto rupturista. La hoja de ruta separatista quema etapas de forma imparable, los medios en Cataluña agitan el fantasma del «Tribunal Constitucional» como amenaza a las libertades de los catalanes, y Ada Colau y las confluencias de Podemos llaman a la movilización popular de la ANC en las calles catalanas el 11 de septiembre.

El 3 de octubre de 1456, el alcalde de Gerona firmaba la Declaración de Independencia del Principado de Cataluña. El 17 de enero de 1641, Pau Claris proclamaba la república catalana. El 5 de marzo de 1873, un grupo de insurgentes declaró la independencia. El 14 de abril de 1931, Francesc Maciá instauró «el Estado catalán de la federación de repúblicas ibéricas». El 6 de octubre de 1934, Lluís Companys proclamó «el Estado catalán de la república federal española». A principios de 2017 vence el plazo de 18 meses para lograr la independencia. Esto va en serio. Mientras tanto, en la Villa y Corte, pensando en las navidades electorales. Tremendo.