Alfonso Ussía

Fe de erratas de fe

La Razón
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De siempre me han divertido las erratas de prensa, especie gloriosa en peligro de extinción. La tecnología impide el despiste del redactor, su osadía y los saltos de líneas. Las erratas cuentan historias rebosadas de surrealismo. En el semanario «Miss» se informaba de una importante puesta de largo. «El pasado viernes, 14 de julio, vistió sus primeras galas de mujer la hija del General de División don Manuel Torralba Pacheco, la bella señorita María Luisa Torralba Presmanes. Especial emotividad tuvo el momento en el que el General Torralba bailó el primer vals con una gran parte de los invitados, entre los que destacaba el señor párroco de La Milagrosa, doña Fuencisla Arévalo, marquesa viuda de San Ginés».

Recuerdo mi estancia en el Servicio de Documentación de «Informaciones». Lo dirigía Guillermo Medina, y ahí trabajaban López-Alfaro, Manuel Alcalá, un jovencísimo José Luis Martín Prieto, Víctor de la Serna Arenillas, Joaquín –Jimmy– Giménez-Arnau, María Antonia Iglesias y éste que escribe, entre otros muchos. Llegó un estudiante de periodismo para hacer prácticas, y Medina le encomendó la redacción de una fácil noticia. La visita de doña Carmen Polo de Franco a la Virgen de Atocha. El chico escribió el titular: «Doña Carmen Polo visita a la Virgen de Atocha». Guillermo Medina le afeó el exceso de confianza. «Excelentísima señora, muchacho, excelentísima señora». Y el estudiante cambió el titular: «Doña Carmen Polo de Franco visita a la Excelentísima Señora Virgen de Atocha».

Las erratas por redacción confusa o defectuosa han reducido sus ámbitos y espacios. Días atrás, un bienhumorado párroco me entregó unos papeles con erratas compiladas procedentes de anuncios parroquiales de diferentes iglesias de Madrid. Una fe de erratas de fe. «Estimadas señoras de nuestra Parroquia. ¡No se olviden de la venta de beneficencia! Es una ocasión para liberarse de cosas inútiles que estorban en casa. Traigan a sus maridos». Se demuestra con el siguiente anuncio que hay señoras muy religiosas que ignoran circunstancias fundamentales de sus hogares. «Para cuantas entre ustedes tienen hijos y no lo saben, tenemos en la Parroquia una zona arreglada para niños». ¿Son todos los párrocos de fiar? Un anuncio parroquial nos abre las dudas: «El próximo jueves, a las 5 de la tarde, se reunirá el grupo de las mamás. Aquellas señoras que deseen entrar en el grupo de las mamás, que se dirijan, por favor, al señor párroco en su despacho».

Cursillo sobre «Oración y Ayuno». El anuncio es claro: «El precio para participar en el cursillo sobre “Oración y Ayuno” incluye también los desayunos, comidas, meriendas y cenas». Proliferan los coros parroquiales. En una parroquia se ha formado un coro compuesto por feligreses mayores de setenta años: «El coro de los mayores de setenta años se suspenderá durante el verano, con agradecimiento por parte de toda la parroquia».

Existen oficios religiosos no carentes de riesgo en alguna parroquia. Así el anuncio. «El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y posteriormente encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila».

Si un feligrés desea recordar a un familiar difunto durante la Santa Misa, no lo tiene fácil en determinada parroquia de las afueras de Madrid: «Por favor, pongan sus limosnas en el sobre junto a los difuntos que quieren que recordemos».

¿Han sonreído? Con ello me doy por satisfecho y vencido, que no son estos días los más apropiados para sonreír en lo que nos queda de España. Fe de erratas de fe.