Champions League

Real Madrid

Final española

La Razón
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Comenzó el partido como terminó, al paso; aseguraba el balón el Madrid y el City, que no ha dado la talla, caminaba al ritmo cansino de Yaya Touré. Si el Bayern-Atlético discurrió a miles de revoluciones, éste no llegaba al centenar. Puede que ni fuera preciso, al menos para el anfitrión. Aceleraba si veía espacios por delante y mecía la pelota sin que le molestaran. Sólo un par de carreras de Navas por la banda derecha, con centro sin destinatario, le alertaron. Entre medias se lesionó Kompany, mucho antes que Silva en el Etihad. Pellegrini tiene al equipo entre algodones, sin jerarquía y adormilado. El final de temporada pasa factura y Bale, la bandeja, con un disparo que rozó en Fernando para superar a Hart y obtener el billete para Milán. La única respuesta, una jugada aislada que Fernandinho, la otra pieza del doble pivote, remató al exterior del poste.

Con la eliminatoria encauzada, Zidane no tenía motivos para sufrir; el MC no se los daba. Cristiano jugaba, se enfadaba porque Bale chutaba y no pasaba y no se resentía. El galés, en cambio, sí asustó, al llevarse la mano al muslo... Falsa alarma. Entre lo más notable, las ganas de Isco, que «dejó» 67 minutos a James en el banquillo; toda una declaración de principios del técnico en un choque sin Benzema ni Casemiro. En cuanto al Kun y De Bruyne, horribles, gracias. Intrascendentes, como el insulso fútbol del City, con menos picante que una casa de muñecas. Por eso se clasificó el mejor por un gol de diferencia.

Con cuatro meses de rodaje en Primera, Zidane accede a una final de Champions, española, por cierto. Seguro que el Atlético es más rival.