Ely del Valle

Flawed democracy

La Razón
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Estos últimos días ya han sido dos los periodistas que me han contado la pésima imagen que se está creando de España en el extranjero. Uno ha estado en Londres; el otro en Berlín, y ambos han venido horrorizados del mensaje de pésima calidad democrática que los independentistas están consiguiendo crear con ayuda de algunos medios de «reconocido prestigio». Y es que esa idea de que Bélgica es el sumun de las libertades y la justicia imparcial frente a una España totalitaria que no respeta los derechos fundamentales, lejos de disminuir, está calando. Sin embargo la verdad es muy distinta. Basta con consultar el mapa que cada año elabora «The Economist» reflejando el grado de democracia de 167 países basándose en cinco parámetros: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. Pues bien, según ese mapa correspondiente a 2016, España aparece en el puesto 17, por encima de Francia, Portugal e Italia, mientras que Bélgica se queda en el puesto 35 por debajo de Botswana, India, Estonia o Taiwan. Por si esto fuera poco, en el histórico del estudio, España, de 2006 a 2016, se mantiene prácticamente con la misma puntuación: un 8,34 mientras que Bélgica cae, en ese mismo periodo del 8,15 al 7,77, o lo que es lo mismo: pasa de ser una democracia completa (Full democracy) a ser una democracia imperfecta (Flawed democracy). Claro que esto no interesa a quienes intentan por todos los medios crear un estado de opinión adverso con vistas, quizá, a conseguir por parte de la UE el reconocimiento de esa república independiente de Cataluña que ya no reconocen ni los que la declararon pero que sigue siendo, no nos engañemos, el objetivo, por ejemplo, de los 200 alcaldes que hoy viajan a Bruselas para seguir socavando la imagen de nuestro país.