Fernando Rayón

Frescura ciudadana

La Razón
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Todas las encuestas señalaban que el partido de Albert Rivera duplicaría, al menos, los nueve diputados que hasta ahora tenía en el Parlament. No sólo lo ha hecho, sino que se ha convertido en el partido líder de la oposición al independentismo con sus 25 escaños. Ha sido, sin duda, el gran triunfador de las elecciones. Y todo ello con una candidata a la Generalitat, Inés Arrimadas, apenas conocida en su tierra. ¿La clave? Una campaña sencilla y clara, que fundamentalmente llevaron a cabo en los tradicionales caladeros de votos del PSC y del PP: el área metropolitana de Barcelona y Tarragona. Su discurso era también sencillo; apenas dos cuestiones: lucha contra la corrupción, y unidad de España. Al PSC era fácil meterle mano por su participación en tripartito con ERC e IC. Y al Partido Popular, por haberse vendido –a Pujol primero, y a Artur Mas después– para conseguir su apoyo en el Parlamento español. Pero se engañan quienes crean que el éxito de Ciudadanos se quedará en Cataluña. La mirada de Albert Rivera está puesta en las elecciones generales de diciembre. Quizá por eso la semana que viene presentará su propuesta de reforma constitucional, algo que ha callado hasta que los catalanes votaran. Su discurso seguirá siendo el mismo: lucha contra la corrupción y unidad de España. Sabe que enfrente tendrá a dos partidos tocados por los escándalos y, en el caso del Partido Socialista, con una reforma federal que ni ellos mismos saben en qué consiste. Pero habrá una novedad: esta vez será el propio Albert Rivera, ya convertido en Alberto, el que lidere su partido durante la campaña de Ciudadanos. No es que no lo haya hecho en la pasada campaña; es que su firmeza en Cataluña y su popularidad van a ser el mejor aval para la regeneración que propone en la vida pública española.