Angel del Río

Gobernar en tiempos revueltos

En el año 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales en España, y en Madrid ocurrió algo parecido a lo del pasado domingo: que el partido ganador no obtuvo la mayoría absoluta para poder gobernar.

En aquellos comicios, el más votado fue UCD, con José Luis Álvarez como cabeza de lista, pero la alianza postelectoral PSOE-PCE hizo alcalde a Tierno, quien cuatro años más tarde revalidaría el Gobierno, tras haber ganado las elecciones con mayoría absoluta. El viejo profesor falleció en 1986 y un año después, se celebraron los comicios municipales, ganados por el PSOE, que encabezaba Juan Barranco, pero sin mayoría, por lo que los socialistas optaron por gobernar en solitario. Un acuerdo entre CDS y PP habría permitido un gobierno de centro-derecha y, aunque Rodríguez Sahagún intentó convencer a Adolfo Suárez de ese acuerdo con la derecha, éste optó por dejar las cosas como estaban. Esta circunstancia creaba una difícil situación en Madrid, ya que los grandes proyectos que necesitaban mayoría de votos en los plenos no podían salir adelante, y la ciudad quedó absolutamente paralizada desde el punto de vista operativo e institucional.

En el año 1989, Juan Barranco intentó asegurar y reforzar su Gobierno en minoría y tentó a varios concejales centristas para que abandonaran su partido, formaran grupo independiente y se integraran en su Gobierno. Esta maniobra, que no llegó a cuajar, hizo que Suárez cogiera el toro por los cuernos y encargara a Sahagún iniciar negociones con el PP para presentar una moción de censura contra Barranco. Así se pergeñó, y así se hizo, pillando el CDS en el acuerdo, la parte más suculenta del reparto: la alcaldía para Rodríguez Sahagún, candidato del partido que había obtenido menor representación. En 1991, el PP ganaba las elecciones. De esta manera se iniciaba una larga etapa de 24 años de la derecha en el Gobierno municipal, con mayorías absolutas de Álvarez del Manzano y Ruiz-Gallardón. En dos momentos críticos, en tiempos revueltos, gobernaron partidos que no habían ganado las elecciones; ahora se puede repetir la historia por tercera vez.