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Hambruna

La Razón
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Después de algunos años de relativa mejoría, las cifras del hambre en el mundo han sufrido una dura recaída. En estos momentos son 815 millones los seres humanos que padecen esta terrible plaga . «Una cifra sin precedentes en la historia de la humanidad», ha declarado el Director General de la FAO ( Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) Graziano da Silva.En el último año 38 millones de personas han incrementado el batallón de famélicos; la mayoría de ellos son prófugos que huyen de las guerras y de los cambios climáticos, explican los expertos. Por eso la Jornada Mundial de la Alimentación (16 de octubre) tenía como lema «Cambiar el futuro de la migración. Invertir en la seguridad alimenticia y en el desarrollo rural». El Papa Francisco no ha querido estar ausente de la celebración de esa Jornada destinada a sensibilizar a los gobiernos y la opinión pública mundial sobre tan grave problema. «Ciertamente las guerras y los cambios climáticos ocasionan el hambre, evitemos pues presentarla como una enfermedad incurable» dijo en un largo discurso pronunciado en la sede romana de la FAO cercana a las Termas de Caracalla. «¿Cómo se pueden superar los conflictos?» se pregunta Bergoglio y responde que es necesario el desarme gradual y sistemático para frenar la «funesta plaga del tráfico de armas» porque– prosigue en su discurso– «¿de qué vale denunciar que a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del hambre y de los desnutridos, si no se actúa eficazmente en aras de la paz y el desarme?».

Refiriéndose poco después a los cambios climáticos que está experimentando el planeta lamentó que «por desgracia algunos se están alejando del Acuerdo de París». Sin citarlo expresamente se refería desde luego al presidente norteamericano Donald Trump que ya ha anunciado que su país se retirará del pacto parisino. El papa no puede dar soluciones técnicas a un problema tan complejo pero ha dado su apoyo al Pacto Mundial para una migración segura, regular y ordenada que prepara la ONU. Romper el yugo de la miseria «es una petición de justicia –recalcó– no una súplica o una llamada de emergencia».