El desafío independentista

«Independencia o barbarie»

Este es el encabezado de ayer de un comunicado de los CDR. Como respuesta, el máximo representante del Estado en Cataluña avala la actuación de esos bárbaros, afirmando que «el derecho a la protesta, es un derecho democrático».

Ante unos hechos preanunciados, y que afectan a infraestructuras críticas, hay que preguntarse: ¿dónde está el Estado? El Gobierno que surja del preacuerdo firmado requiere del apoyo, por acción u omisión, de los separatistas, bien de Puigdemont y Torra, –que lideran el Tsunami de los CDR– o de ERC que, además, desobedeciendo al TC, acaba de votar a favor del ejercicio de la autodeterminación, y exige «volver a Pedralbes» para empezar a hablar.

Con su política, Sánchez está provocando el aumento del odio y la confrontación y, pese a que ahora proclame lo contrario, ha radicalizado y dividido más a la sociedad. Cuando, ante la amenaza de secesión, debería fortalecerse el polo constitucional, se abraza a los radicales y busca la complicidad de los secesionistas. Rajoy ofreció un pacto a Sánchez tras ganar en 2015 con 123 diputados.

Entonces nació el «no es no» y, de ahí hemos llegado a la actualidad de la mano del «Dr. No». Con el preacuerdo, Sánchez tiene 155 diputados, pero Casado podría superarlos excluyendo a los independentistas y otros radicales. Eso, u ofrecer un pacto de investidura y gobernabilidad. Hay tiempo hasta que el Rey no encargue formar Gobierno. Ni independencia ni barbarie. España y Constitución.