PSOE

Inquietante embrollo «plurinacional»

La Razón
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El PSOE lleva demasiado tiempo enfrascado en una tumultuosa relación con su marca catalana que en tan sólo quince años ha terminado por decolorar la otrora inquebrantable imagen de partido históricamente comprometido con la unidad de España. El que Pedro Sánchez precise de algo más que simples guiños al PSC tras el incontestable apoyo del ochenta por ciento de su militancia en la carrera de primarias hacia la Secretaría General, ni siquiera es un elemento novedoso. El partido hoy liderado por Iceta lleva desde 2003 marcando la pauta de reflexión del PSOE en materia territorial hasta llegar a esta propuesta de «plurinacionalidad» que Sánchez planteará y sacará adelante en el congreso federal de junio.

Como nada es casual conviene hacer solo un poco de memoria. Los dirigentes socialistas con un todavía recién llegado ZP al frente se citaban en 2003 en Santillana del Mar para poner orden en su propuesta territorial. Las conclusiones hablaban de una España unida, plural y constitucional, pero un Maragalll por entonces en alza conseguía el apoyo a la reforma del estatuto catalán que bajo cuerda ya tenía apalabrada con Esquerra Republicana y con Iniciativa por Cataluña. Diez años después ya en 2013 la declaración de Santillana daba paso a la de Granada, otra vez a vueltas con el PSC y con el tira y afloja a propósito del reconocimiento de la condición de Cataluña como nación por el que hacía «casus belli» su entonces líder Pere Navarro. De ahí salió la propuesta de reforma constitucional en pos de un estado federal nunca lo suficientemente explicada. Más quilates a la esquizofrenia socialista en materia territorial.

Ahora, el flamante secretario general Pedro Sánchez, cuyos pasos iniciales tras el éxito en las primarias se miran con especial atención, ha enseñado una primera carta relacionada con la unidad territorial del Estado, el único tema no susceptible de ser negociable y ante el que los grandes partidos y la inmensa mayoría del Parlamento siempre mostraron un consenso inquebrantable. La asunción de una supuesta «plurinacionalidad» consecuencia de una «nación de naciones culturales» no sólo puede volver a hacer chirriar las juntas y tornillos de un partido cuyo granero de votantes está por ver si se identifica con la ocurrencia –repásense los territorios donde más éxito electoral cosecha el PSOE–, sino que se presenta en un momento en el que se establece el más grave de los desafíos a la integridad de todo el Estado.

Los tiempos en política son tan importantes como el estar en el lugar y momentos oportunos, tal vez por ello este trágala de «plurinacionalidad» por el que Sánchez podría hacer pasar al congreso de su partido sea contemplado con no poca inquietud en un momento en el que lo que debiera tocar es la firmeza clara y evidente frente a otro referéndum ilegal en Cataluña... salvo –claro está– que vuelva a caerse en la tentación de no contravenir a poco recomendables, pero posibles futuros compañeros de viaje... y no olvidemos que ya no habrá un mandato de Comité Federal que lo impida. Cuidado.