Gonzalo Alonso

Instituciones musicales, de mal en peor

La Razón
La RazónLa Razón

El pasado sábado se analizaba en este espacio la problemática del Teatro Real y el del Liceo ante sus aperturas de temporada. Ambas instituciones, a pesar de sus debilidades, se encuentran en gran ventaja respecto al resto de las del país.

Las pasadas elecciones autonómicas y municipales han traído como consecuencia que accedan al frente de gobiernos personas y partidos sin conocimientos y experiencia. En algunos casos han optado por una prudencia que tiene paralizadas todas las decisiones, incluso aquellas que estaban en marcha y sólo precisaban un seguimiento. En otros casos ha sido la intrépida ignorancia el camino a seguir, con consecuencias nefastas. Gestores musicales de aquí y allá están desanimados al ver que sus esfuerzos no acaban de materializarse y su futuro en el alero. De ahí, por ejemplo, las muchas e importantes candidaturas que hubo en el Teatro de la Zarzuela para un cargo remunerado con tan sólo 62.500€ brutos. No viene al caso delatar pecadores, sí los pecados, pero los primeros se reconocerán fácilmente. El otro día asistía con sorpresa a la constatación de que uno de los nuevos responsables culturales de un importante gobierno desconocía que tenía una orquesta en nómina y le parecía inaudito tener que pagar a músicos con el presupuesto público. Otro gobierno, no menos potente, ha pasado instrucciones a una de sus principales instituciones a fin de impedir ampliaciones de plantilla para conciertos en los que las partituras exijan un mayor número de atriles de aquellos en nómina. Así ha tenido que cancelarse «Una vida de héroe» de Strauss. En otro caso se le ha comunicado al director titular de una orquesta muy conocida que no recurra a directores invitados y que, si lo hace, estos sean miembros de la propia orquesta. La ignorancia de estos nuevos responsables culturales es supina. No sólo sucede en España. En Italia ha habido quien ha declarado que estaba en conversaciones con ¡John Lennon! para que compusiera un ópera destinada a Torre del Lago.

Los patrocinios han caído en un pozo y será imposible recuperarlos en mucho tiempo, lo que combinado con las reducciones en las aportaciones públicas obliga a cuantiosos recortes en las instituciones musicales. Por eso es imprescindible que todo su personal esté preparado para trabajar con las mayores eficacia y eficiencia y saber en qué hay que ahorrar y en qué no. No siempre es así. Hay donde una soprano debutante en un papel principal ha de pagarse el apuntador. Hay donde se quiere meter en habitaciones dobles a personas que vienen a trabajar en un espectáculo pero no se conocen de nada...

Veremos cómo caen muchos gestores incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos y tendremos que echar decididamente a muchos políticos antes de que acaben con lo poco que nos queda.