Restringido

Juego de Tronos

Pablo Iglesias, el de la coleta, demostró ayer en Bruselas que es el más listo de la clase. Con independencia de las dudas razonables que despierta Podemos, la fuerza política que él, con un grupo de colegas de la Facultad, ha puesto en marcha con la intención de conquistar el poder por la vía rápida es innegable. Hay que reconocer que este hombre conoce como nadie los recursos modernos de la propaganda política y actúa en consecuencia. Cuando rompió el protocolo y se acercó al Rey en los pasillos del Parlamento europeo para entregarle en mano la caja con los DVD de la popular «Juego de Tronos» sabía muy bien lo que hacía. Ésa era la foto del día, más interesante y aireada que las del Monarca con los presidentes del Parlamento, la Comisión y el Consejo juntas. La elección de «Juego de Tronos», donde se desarrolla una interminable pelea medieval por el poder y el control del Trono de Hierro y que Felipe VI, según confesó, no ha visto, tenía su malicia, un claro valor metafórico para entender las claves de la lucha por el poder y de la crisis política en España. Pero, sobre todo, proporcionaba a la noticia proyección universal, dada la calidad y popularidad de la serie. El gesto del encuentro fugaz y del regalo sirvió, a mi juicio, para elevar la popularidad del que lo hizo y del que lo recibió. A los dos les vino bien. Pablo Iglesias se ha dado cuenta de la enorme popularidad de la Corona entre los españoles, con Felipe VI en el trono, y actúa en consecuencia, disimulando sus republicanas inclinaciones originales. Lo mismo hizo Santiago Carrillo cuando la Transición. Por eso ha pedido ser recibido en la Zarzuela oficialmente, lo que sucederá cuando acabe el rosario electoral de este año. Todo lo contrario de los ornitorrincos de Izquierda Unida y del nacionalismo, que han demostrado, con su intento de boicot al joven Monarca, que se han quedado en el pleistoceno y, por tanto, eliminados en el Juego de Tronos actualizado que se desarrolla en España y en Europa. Contrasta también el gesto inteligente y respetuoso de Pablo Iglesias hacia el Rey en Bruselas con la desafortunada ocurrencia, casi a la misma hora, de la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid, de que «los dioses griegos castigaban al pueblo con reyes jóvenes».

Con independencia de que es una frase espuria que ella se ha sacado de la manga y que sólo pretendía seguramente ponderar el valor de la experiencia en política, tendrá que reconocer la joven dirigente del PP que la frasecita se presta a un juego de inquietantes interpretaciones dentro del Juego de Tronos en que estamos metidos. Seguro que el de la coleta está partiéndose de risa.