Presidencia del Gobierno

La ausencia de ideología

La Razón
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El mero seguimiento de las declaraciones programáticas o sobre cuestiones concretas que realizan los distintos responsables de los partidos políticos deja en evidencia la endeblez de sus ideologías y principios cuando no su carencia.

El PP ha perdido para una gran parte de sus simpatizantes sus señas de identidad en asuntos tradicionales como la política económica, fiscal, educativa, familiar y social, rayanas en la socialdemocracia, con constantes concesiones a políticas buenistas, a la corrección política, y al interés táctico por mantenerse en el poder.

El PSOE hace ya mucho tiempo que está en una desorientación ideológica grave que le ha llevado a compartir gobiernos y medidas con los partidos más radicales de la izquierda, desde Podemos a las Mareas, pasando por Compromís, Ahora Madrid, y terminando en C`s. Lo que le ha provocado a su vez una crisis de liderazgo cuya solución no parece clara, y de cuyo resultado dependerá, no sólo el reencuentro de un camino razonable o la deriva a posiciones de izquierda radical, sino la estabilidad del país.

C´s ha celebrado su Congreso nacional en el que ha redefinido sus postulados políticos, -no sin una gran contestación interna-, para tratar de ocupar el “centro”, que, como señaló un gran político hace años, no es más que un espacio físico en torno al cual se pretende que se sitúen todos los demás. Pero quien mejor ha definido ese vacío ideológico ha sido su Presidente, quien en una reciente entrevista se ha declarado “liberal-progresista, quizás para no definirme”. Sobran explicaciones.

Y Podemos no se ha quedado atrás. Desde que se celebraron las elecciones y se anunció su Vistalegre II no ha habido más ideología que la lucha descarnada por el poder entre los dos cabecillas de la formación hasta el punto de evidenciar que el vencedor pasaría a cuchillo al perdedor y los suyos. Y así ha sido. La sentencia de Iglesias no deja duda: “llevamos tres meses siendo muy irresponsables”. La suerte de los perdedores es que no hay guillotina, pero las consecuencias para ellos han sido las purgas a los próximos al rival y los caramelos envenenados para éste, que deberá chuparlo lentamente hasta ver si finalmente puede disfrutarlo o cae antes a mano de los aliados del vencedor, que ven amenazada su posición con ese “regalo”, - al más implacable estilo comunista bolivariano-, y que ya han advertido de la necesidad de hacer primarias.

Pero quien mejor ha definido la ideología podemita ha sido el pacifista y anticapitalista Alcalde de Cádiz para justificar su apoyo a que Navantia construya allí dos corbetas para Arabia Saudí. “Yo no decido lo que lleven esos barcos ni el uso que se les dé. Yo trabajo para Cádiz y construimos barcos desde los fenicios. Lo primero es llevar la comida a la familia y los hijos, la geopolítica y la paz mundial no pueden caer sobre los trabajadores. Tengo contradicciones porque tengo conciencia. Mi discurso anterior, -anticapitalista y de izquierdas-, estaba incompleto. Le faltaba la situación real, que no se resuelve en la barra de un bar”.

Dado el erial ideológico y de principios al que asistimos cada día más, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial, las palabras del “Kichi”, aunque risibles si no fuera por la gravedad de lo que traslucen, son un aliento de esperanza que ojalá cundiera cada día más entre los distintos responsables políticos encargados de gestionar los problemas de los ciudadanos. No confío mucho en que sea así, pero sería un gran paso en la buena dirección.