Ely del Valle

La candidata ausente

La Razón
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Lejos de atemperarse con la irrupción de nuevos partidos, el militante político parece haberse atornillado en su ideología. Prueba de ello es que en cuanto hay una consulta interna sobre a cual de sus candidatos prefiere, la opción mayoritaria suele ser la que representa el ala dura. Lo vimos con Podemos, donde la aparente tibieza de Errejón no fue entendida por los suyos, y es probable que lo volvamos a ver en el PSOE, donde Pedro Sánchez recupera fuelle entre quienes consideran a Susana Díaz sospechosa de ser la candidata de la derecha. Lo que parece evidente es que a ningún candidato le favorece que le hagan ojitos desde fuera. Desde el momento en que desde las filas de los rivales se mira con cierto beneplácito la victoria de uno sobre otro, ese uno pierde enteros entre los suyos. Tras las últimas elecciones se interpretó que los españoles habíamos votado el entendimiento entre las partes. No es cierto. Cada español que depositó su voto lo hizo con la esperanza de que fueran los suyos los que ganaran, a poder ser con mayoría absoluta.El problema de la gestora del PSOE es que es «anormalmente» razonable en cuestión de acuerdos, y el de Susana Díaz, que para el respetable es ella y no los demás, la candidata de la gestora.

O sale ya a la palestra o será el tiempo el que se la termine comiendo por los pies. Y es que la militancia, además de llevar fatal las medias tintas, es impaciente.