Política

La casilla Rivera vale para Iglesias y fines socialistas

La Razón
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La Administración permite a los ciudadanos decidir el destino de una parte de sus impuestos. Así, en la declaración de la Renta podemos elegir entre destinar una parte del impuesto a Actividades de Interés Social o a la Iglesia Católica; o incluso simultanear ambas opciones, exactamente igual que con algunos votos en las elecciones generales del próximo 26 de junio. Votando a Ciudadanos tenemos la seguridad de que el voto irá destinado a elegir presidente del Gobierno a Iglesias –no católicas– o a Pedro Sánchez, fines socialistas –no sociales–. El señor Rivera y los diputados de Ciudadanos elegidos el pasado 20 de diciembre ya lo hicieron votando a Pedro Sánchez como presidente y sentándose a negociar con PSOE y Podemos.

Votar a Pedro Sánchez para ser presidente del Gobierno «sólo» fue una traición y un engaño a sus electores, con los que se había comprometido a no apoyarle, y menos si no era el ganador de las elecciones. Pero que Ciudadanos se sentara a negociar con Podemos fue mucho peor, fue inconcebible.

Albert Rivera ha viajado a Venezuela para conocer la situación de la gente en ese país destrozado económica y socialmente, que ha sufrido el pésimo asesoramiento, bien retribuido, de Iglesias, Monedero y Errejón entre otros. Hace muy poco, tres años, a Iglesias le pidieron un mensaje para los españoles que vivían en Venezuela, y contestaba con estas maravillosas palabras que le retratan: «Qué envidia me dan porque la verdad es que en estos momentos, tal y como está la situación en Europa, es muy interesante vivir en un país como este, en el que se están produciendo tantos cambios y transformaciones que pueden convertirse en un ejemplo democrático para los ciudadanos del sur de Europa». Ése es el modelo que quiere para España. Rivera se ha tomado al pie de la letra lo de que la política chavista se convierta en un ejemplo para los Ciudadanos del sur de Europa, cree que se refiere a su partido, por eso se sentaron con Podemos y PSOE para pactar un trirrepartidito de gobierno, y lo pueden volver a hacer.

Hay un voto, el único que asegura que no se va a apoyar a los extremistas, ni a los que apoyan un referéndum ilegal que rompa a España, ni a los que van a ha hacer más pobres a los más necesitados y a los pensionistas, como ha ocurrido en Grecia o Venezuela con las políticas que ellos han recomendado a sus admirados gobernantes. Es el voto en positivo, el voto a favor, sin odio, sin rencor, con optimismo, el voto que cree en España y en los españoles, el voto a Mariano Rajoy y al Partido Popular. Porque se ha hecho mucho, pero todavía queda mucho por hacer, y juntos lo haremos.